Trágico desenlace por un brutal atraco este mediodía a un banco en la calle Doctor Carracido en el barrio vigués de O Calvario, que se ha saldado de momento con un atracador y una policía nacional muertos y una empleada de Abanca grave. Otro agente, un subinspector, se debate entre la vida y la muerte en la UCI del Xeral después de recibir seis balazos. Ambos agentes consiguieron llegar con vida al quirófano, pero la mujer -Vanesa L. C. tenía 36 años-, no ha superado el trance. Ninguno de los dos, según han confirmado desde la Delegación del Gobierno, llevaba puesto el chaleco antibalas, se investiga ahora si dejaron los equipos en el coche patrulla.

Según fuentes de la Policía Nacional, el subinspector de 41 años recibió cinco disparos de bala en el torso, uno de ellos a la altura del pulmón, por lo que tuvo que ser trasladado en ambulancia al Hospital Xeral, donde se encuentra sedado y su estado continúa crítico aunque estable.

Una de las rehenes, trabajadora de la sucursal de Abanca, está también herida grave pero estable por herida de bala en la parte superior del brazo izquierdo -será intervenida en Povisa-. Según testigos presenciales se habrían producido alrededor de 25 disparos y el atracador podría haber usado de escudo humano a la empleada del banco.

A uno de los policías tiroteados lo han atendido en un primer momento en una de las ambulancias desplazadas a la zona y el otro ha sido trasladado a un centro hospitalario de Vigo. Los dos agentes pertenecen a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), una brigada encargada de atender en primera instancia este tipo de sucesos.

El 112 recibió varias llamadas de particulares alertando de un tiroteo en plena calle, por lo que alertaron a la Policía Nacional y a Urgencias Médicas.

"Estaba a dos metros cuando empezó el tiroteo"

Uno de los testigos ha declarado a este periódico que escuchó varios disparos cuando se encontraba en el garaje de su domicilio, a dos o tres metros del banco asaltado. Cuando salió, vio a los agentes dando el alto a los atracadores. Fue entonces cuando empezó un intenso tiroteo: "Escuché entre siete y ocho disparos". El atracador, según este testigo, habría muerto en el acto y uno de los agentes heridos, una mujer, quedó tendida en el asfalto.

El atracador salió de la sucrusal agarrando a la rehén por el cuello, poniéndola como escudo y empezó a disparar. Otros testigos explican que la mujer consiguió zafarse y fue entonces cuando resultó herida de bala. Permanece grave pero estable en Povisa a la espera de ser intervenida.

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