Hace tan solo seis meses que Jaime Carrera disfrutaba de unas vacaciones en Gondomar, su villa natal, la que visita siempre que sus obligaciones empresariales se lo permiten, casi cada año. En esta ocasión, el motivo del viaje era especial. Su madre, Gumersinda Cortegoso Pereira, cumplía 103 años y presumía de ser la vecina más veterana de todo el municipio. La gran fiesta reunía a la amplia familia y acogía también al anterior alcalde, el popular Fernando Guitián, que acudía a la casa familiar acompañado de las concejalas Natalia Salgueiro y Patricia Durán para rendir homenaje a la más longeva de las gondomareñas en nombre de todo el municipio.

Eran momentos de felicidad para una familia ahora destrozada por el secuestro de Jaime, el menor de cuatro hermanos y el único soltero. Una saga que se reparte entre Venezuela y Gondomar desde hace más de cincuenta años. Los primeros en emigrar fueron Marcelina, una de sus hermanas y su marido. Allí fundaron sus primeras granjas y, poco después, marchó Jaime para ayudarlos. En la villa condal se quedaban los otros dos, Sergio y Delia. Pese a la distancia, siempre han mantenido una unión envidiable, según relatan vecinos y amigos de la familia.

Los Carrera Cortegoso son un clan muy conocido y querido en la villa. Nacieron en el barrio de Toucido y su padre, Manuel Carrera, dirigía un aserradero ya desaparecido en el centro de la localidad. La emigración nunca los separó porque los que se marcharon en busca de sustento nunca se fueron del todo. Llegaron a construir una casa en la villa condal, donde pasan todo el tiempo que les es posible.

La familia fue aumentando a uno y otro lado del Océano Atlántico. Jaime convive con su hermana y ha sido más que un tío para sus sobrinos. Casi igual que ha ocurrido con los que nacieron en tierras gondomareñas. El constante contacto de todos ellos con sus vecinos hace que el suceso haya caído como un jarro de agua fría sobre Gondomar, donde decenas de familias acompañan a los Carrera Cortegoso en la angustia.