El principal acusado por la tragedia del Madrid Arena, el empresario Miguel Ángel Flores, negó ayer en la Audiencia de Madrid el sobreaforo del pabellón en el que murieron cinco chicas en una avalancha de personas el 1 de enero de 2012 y aseguró que no tenía competencia en seguridad, sino que le correspondía a la empresa Seguriber, contratada por Madridec. En la sesión de ayer, se proyectaron tres vídeos, uno con imágenes inéditas que muestran el horror, la angustia y la desesperación que se vivieron.

Al empresario sin embargo las cuentas no le salían. Admitió haber encargado 17.500 entradas, siete mil por encima del aforo, aunque indicó que no vendió más de 12.000. Ofreció cifras y datos contradictorios, pero siempre tratando de dejar claro que la responsabilidad en la planificación y desarrollo del evento recaía en el Ayuntamiento.