"No estoy arrepentida, era ella o mi hija". Así de contundente se mostró ayer Montserrat González, la asesina confesa de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco, ante el tribunal que la juzga. Aseguró que ella es la única responsable de su muerte. Tras exculpar a a las otras dos acusadas -su hija Triana Martínez, de 36 años, y la agente de la Policía Local Raquel Gago, de 42- recalcó que éstas nunca conocieron sus planes para acabar con la vida de la política leonesa porque no les hizo participe de ellos.

En su declaración manifestó que actuó movida por el odio ya que la dirigente del PP llevaba años haciendo la vida imposible a su hija y "lo seguiría haciendo". Tras reiterar que no se arrepiente de haberla asesinado y admitir que estaba "obsesionada" con ella, explicó que Isabel Carrasco había acosado sexualmente a su hija y, cuando ésta la rechazó, comenzó a acosarla en su vida laboral.

Montserrat González, de 60 años, sólo respondió a su abogado y explicó que decidió acabar con la vida de Carrasco cuando constató que iba a seguir como presidenta provincial del partido y de la Diputación. Y lo hizo porque estaba convencida de que la víctima iba a seguir haciéndole "la vida imposible" a su hija.

"Decidí que la iba a matar", recalcó Montserrat González, quien rompió a llorar en algún momento de su declaración, como cuando reconoció que su hija sufría depresiones y que se fue a vivir con ella prácticamente toda la semana porque no quería que se suicidara. También afirmó que su hija e Isabel Carrasco se llevaron bien durante dos años hasta que la dirigente del PP acosó sexualmente a la joven.

"Tras dos años de buena relación, un día de enero de 2010 Carrasco llamó a Triana para que le ayudara a solucionar un problema de teléfono móvil", relató Montserrat, quien añadió que "la citó en su casa, Triana acudió, y la dirigente le propuso relaciones sexuales". Su hija, según le contó después, salió corriendo. "Ahí empezó mal todo", aseveró la acusada.

Triana Martínez tenía una plaza interina como ingeniera de Telecomunicaciones en la Diputación de León que Isabel Carrasco le prometió que le daría en propiedad pese a que era obligatorio convocar una oposición, recordó su madre. González añadió que cuando empezaron las desavenencias, Isabel Carrasco olvidó su promesa y fue la responsable de la salida de su hija de la institución provincial para después reclamarle salarios indebidamente cobrados y cercenar su carrera política en el PP.

Frente a esta declaración, el fiscal y las acusaciones particulares recordaron que se juzga a las acusadas del asesinato de Isabel Carrasco y no a la víctima como, según advirtieron, quieren presentar la causa las defensas. El fiscal, Emilio Fernández, destacó de que no se trata de probar la "maldad" de Isabel Carrasco, que "está muerta" y no puede defenderse, sino de juzgar a las supuestas autoras del asesinato.

Montserrat González relató que tras comprar en las navidades de 2012 en Gijón el arma con la que la que mató a la presidenta de la Diputación de León, tuvo varias oportunidades para acabar con su vida antes del 12 de mayo de 2014, e insistió en que ni ella misma sabía que iba a hacerlo ese día cuando salió de su casa. Instantes antes de cometer el crimen -explicó González- llamó a su hija Triana, y le dijo que todo se iba a acabar, aunque no le dio más explicaciones.

El fiscal solicita 23 años de prisión para Montserrat, Triana Martínez y la policía local Raquel Gago, de 42. Considera que las tres planearon el asesinato.