Un voraz incendio arrasó ayer por completo un edificio de bajo y tres plantas ubicado en el corazón del casco histórico de Pontevedra. El inmueble, con fachada a la calle Michelena y a la plaza de A Ferrería, acabó reducido a cenizas y se desplomó gran parte de su estructura interna de tal forma que tan solo quedaba en pie la fachada de piedra. El fuego se declaró a las 20.40 horas y se desconoce el origen, aunque muchos testigos indicaron que el humo comenzó a salir en grandes cantidades de un piso superior a los locales comerciales. Los dueños del establecimiento La moda ideal, un local de telas histórico en Pontevedra, estaban haciendo la caja cuando detectaron el humo.

Cogieron un extintor, pero al comprobar que no tenían acceso a la zona de la que procedía el humo avisaron a los bomberos. Parece ser que al mismo tiempo también los responsables de comercios próximos, como Coquetta o la panadería Solla, telefoneaban a los bomberos para alertar del siniestro. Al mismo tiempo, avisaban también a los propietarios de otro de los comercios ubicados en el edificio afectado, Couplé, de calzados y que ya estaba vacío, de la presencia de fuego en el edificio.

El resto del edificio ya estaba vacío, por lo que cuando llegaron los efectivos de la Policía Local y los bomberos no fue necesario evacuar a nadie del edificio afectado. El primer objetivo de las fuerzas de seguridad y de emergencia fue garantizar la seguridad de las personas que se encontraban en edificios adyacentes.

El intendente jefe de la Policía Local, Daniel Macenlle, explicaba en el lugar de los hechos que se evacuó a "unas 9 o 10 personas" como medida preventiva, aunque fueron muchas más las que al ver las dimensiones del incendio decidieron abandonar los inmuebles de la zona por su voluntad. Junto a la Policía Nacional, los agentes municipales comenzaron a establecer un perímetro de seguridad para que pudieran trabajar los bomberos que comenzaron a atacar el fuego por la calle Michelena, al entender que era la zona con mayor carga de fuego y peligro de propagación.

Y es que ese fue el principal objetivo de los servicios de extinción, según explicó el jefe de bomberos Manuel Torres: "Evitar la propagación fue lo más difícil del operativo", señaló, "estamos en una zona en la que los edificios tienen unas características constructivas que hacen que la propagación pueda ser importante y por suerte el comportamiento del edificio colindante fue muy bueno, me sorprendió y respondió muy bien".

Y es que en el casco viejo de Pontevedra abundan los edificios con gran cantidad de madera y la propagación del fuego podría haber causado una catástrofe de todavía mayores dimensiones si llega a afectar a otros inmuebles. El fantasma de los graves incendios en el Teatro Principal y en San Francisco volvió a planear sobre la zona monumental.

Al lugar también se desplazaron dos ambulancias asistenciales y una medicalizada del 061 para atender a dos personas por inhalación de gases. Las dos fueron trasladadas al hospital de Montecelo con síntomas de carácter leve. Se trata de una mujer mayor y un varón de 83 años.

La lucha para evitar que las llamas pasasen a otros edificios fue tremenda, dado que además la fisonomía del edificio complicaba el operativo. Se trata de un inmueble de difícil acceso, no en el perímetro, pero sí en su interior, muy largo de espacio y muy profundo, lo que complicaba las maniobras de los bomberos. El inmueble aparecía ante los ojos atónitos de cientos de pontevedreses envuelto en grandes llamaradas mientras se producían una batería de fuertes detonaciones que Torres explicó que se debía, principalmente, a explosiones de cuadros eléctricos.

El fuego acabó consumiendo el interior del edificio, que se vino abajo en su práctica totalidad. A los bomberos de Pontevedra se sumaron los de O Salnés y O Morrazo. Al filo de las once de la noche se daba por controlado el incendio, ya que aunque se podían observar llamas en el interior del edificio, el peligro de que se pudiera propagar había desaparecido.

Con todo, a los bomberos les quedaba todavía un arduo trabajo durante la madrugada para enfriar los rescoldos y sofocar los focos aún activos. Para ello era necesario remover las grandes cantidades de escombro que se acumulaban en el interior de un inmueble del que apenas quedaba en pie el esqueleto. Los daños son cuantiosos, además de los dos locales hay también un estudio de fotografía.