Se llamaba Silva Augusto Cado y en septiembre cumpliría los 37 años. Su cuerpo descuartizado apareció en dos maletas en el fondo del mar en Tenerife y su hijo de 16 años fue arrestado y habría confesado el crimen. Del móvil nada ha trascendido de momento.

Curiosidades de la vida, Silva residía en Bruselas cuando los atentados de febrero de los que escapó y en la noche del lunes murió asesinado, supuestamente a manos de su hijo menor, en el domicilio que ambos ocupaban en el barrio de Salamanca, en la capital tinerfeña. Regresó a la Isla para poder estar junto al chico al que trajo de su país natal, Brasil, con 10 años.

Silva Augusto llegó a la Isla hacía unos 18 años y con ayuda de otros amigos brasileños logró independizarse y abrir su pequeña de empresa de reformas con la que lograba ganarse la vida. Se trataba de una gran persona, muy humilde, de corazón abierto, trabajador y sencillo y al que le gustaba mucho la fiesta, según sus amigos. No entienden que pudo pasar por la cabeza de su hijo adolescente para llevar a cabo ese hecho tan macabro.