La Guardia Civil desmanteló una banda dedicada a la trata de blanca que tenía su sede en Madrid, donde obligaban a sus víctimas a prostituirse y residían los presuntos autores, y detuvo a cinco personas. El grupo estaba compuesto por cuatro hombres y una mujer, que se encargaba de recoger el dinero que ganaban las víctimas y hacerlo llegar hasta uno de los integrantes, que gestionaba la recaudación y que era el que más víctimas tenía a su cargo.

A las mujeres las exhibían en la zona centro de Madrid, en la calle Montera y la plaza Santo Domingo, y en las afueras, en el polígono Villaverde. Las investigaciones comenzaron en Torrevieja (Alicante) en febrero y se comprobó que se trataba de un grupo criminal "perfectamente organizado", que captaba a sus víctimas en Rumanía y las trasladaba a España, donde las obligaba a prostituirse.