Cressida Bonas lo tenía todo para convertirse en esposa del príncipe Enrique de Inglaterra: guapa, aristócrata, inteligente. Juntos empezaron una relación amorosa allá por el año 2012; los dos quedaron prendados cuando la princesa de York, hija menor del príncipe Andrés y Sarah Ferguson les presentó. Justo cuando se empezaba a especular sobre el anuncio de un compromiso oficial, la pareja rompía su relación y Cressida Bonas volvía a ser una mujer libre que retomaba la lucha por sus sueños.

Dicen los que la conocen que su carácter recuerda al de la fallecida Lady Di, y puede ser, ya que Bonas no se dejó enamorar por las mieles de palacio y prefirió luchar por su carrera profesional. Quizá le parecía muy complicado imaginarse la vida futura con Enrique, ese chico que parece no terminar de madurar y no duda en presumir de juergas nocturnas.

Ahora a Bonas se la ve plenamente feliz y muy ilusionada. A sus 26 años sigue trabajando como modelo, donde le llueven los contratos publicitarios, y además continúa siendo una apasionada de la danza, pero además ha querido ir más allá y triunfa en la obra There's a monster in the make, donde acaba de debutar con éxito como actriz.