Cuando el sol, la tierra y la luna se alinean, en Galicia se dice que hay sicixia, una revolución astronómica que agita los océanos y provoca las mareas vivas; una sonora palabra con la que el director gallego Ignacio Vilar ha bautizado a su sexto largometraje, con el que compite en el Festival de Cine español de Toulouse, Cinespaña.

"Los misterios que cambian la naturaleza afectan también a las personas, que somos un 80% de agua. Yo quería mirar cómo sucedía eso", explica el director ourensano, que recibió un gran aplauso tras la proyección de Sicixia en la sala grande de la Cinematheque.

La película, rodada sin guión durante los meses de invierno de 2015 en diversas localidades de A Costa da Morte, tanto en los montes y pueblos, como dentro de las aguas del mar, es una suerte de documental ficcionado donde actores profesionales de la zona comparten escena con auténticos vecinos.

Xiao (Monti Castiñeiras) es un técnico que trabaja para el Archivo Sonoro de la Xunta, un hombre desencantado de lo que le ofrece la sociedad que disfruta enormemente haciendo su trabajo: metiendo su micrófono en medio de las conversaciones, al lado de las cuevas, sobre las olas del mar o a ras de tierra, entre los bichos. Olalla (Marta Lado) es una joven que vive de sacar del mar algas que luego se enlatan como verdura del mar. Su matrimonio es aburrido y pronto surge entre ambos una atracción sexual y sensual. Esta es el hilo argumental de Sicixia.