"No sigo la política internacional, ni la de ningún país concreto. Me aburre y no me interesa. La política de aquí y de allá está infectada por personajes de una ruindad que no merece ni nuestra atención, ni nuestra conversación. Menos aún, una canción. La música es sagrada", sentencia Enrique Bunbury que acaba de presentar su disco Expectativas.