[endif]Suele decirse de los funcionarios que disponen de mucho tiempo libre y quizás no sea más que uno de los muchos tópicos sobre esta profesión, pero lo cierto es que Francisco Tettamancy debió tener que aprovechar al límite sus ratos de ocio para poder producir una obra tan sesuda y amplia. Este coruñés nacido en 1854 hubo de emigrar en su juventud a Argentina y al volver a su ciudad consiguió un empleo como administrativo en la Diputación Provincial. A lo largo de su vida, Tettamancy se dedicó a la literatura y la investigación histórica. Fue uno de los miembros de la famosa tertulia cultural de la Cova Céltica, en la que participaron los más afamados intelectuales gallegos de su tiempo. Al igual que sus compañeros de generación, escribió generalmente en lengua gallega y tanto en prosa como en verso. Entre su obra lírica figuran composiciones como Enredade, O Castro de Cañas y Diego de Samboulo. El género en el que más destacó Tettamancy fue el histórico, al que aportó estudios como Apuntes para la Historia Comercial de La Coruña, La Revolución Gallega de 1846, Los Mártires de Carral, Britanos y Galos y La Torre de Hércules. Durante años colaboró en la prensa gallega con artículos sobre cuestiones literarias y artísticas. Una muestra de su afán por la adquisición de conocimientos fue su obtención del recién creado título de profesor mercantil en la Escuela de Comercio cuando ya era un hombre de avanzada edad. El prestigio alcanzado por este investigador le permitió acceder a la Real Academia Galega y a las de la Historia y Bellas Artes. Su carácter le hizo ser una persona sumamente respetada y apreciada en la ciudad. Tettamancy falleció en 1921 y a su entierro acudieron centenares de coruñeses. El Ayuntamiento le dedicó una calle en 1962, durante el mandato de Sergio Peñamaría de Llano. La calle es una de las más conocidas de Os Mallos, ya que comunica la avenida de Arteixo y la calle San Vicente. / J. M. Gutiérrez