[endif]El espacio situado frente a la iglesia de San Jorge fue conocido tradicionalmente como plazoleta de San Agustín. De este mismo punto parten la calle y la cuesta que llevan este mismo nombre, que recuerdan la existencia en el lugar del que fue convento de los agustinos. Estos frailes llegaron desde Caión en el siglo XVIII para ocupar el caserón que había sido propiedad de los jesuitas, expulsados de España por el rey Carlos III. Ese mismo edificio llegó a ser la sede del Ayuntamiento coruñés hasta que se construyó el palacio de la plaza de María Pita. En 1922 la Corporación local decidió cambiar la denominación de la pequeña plaza que se encuentra frente a la iglesia para rendir homenaje a Jaime Ozores de Prado, marqués de San Martín de Ombreiro. Este coruñés formaba parte de una de las familias más reputadas de la ciudad y que posee una de las casas más notables de la Ciudad Vieja, ubicada en la calle del Parrote. Ozores fue militar y alcanzó el grado de coronel de Artillería, aunque su paso al nomenclátor coruñés se debe a su actividad en un campo tan alejado de las armas como es el de las artes. Jaime Ozores se distinguió por ser uno de los mayores estudiosos y protectores de todas las manifestaciones artísticas que se produjeron en la ciudad a finales del siglo XIX y principios del XX. Durante una larga etapa fue presidente de la Real Academia de Bellas Artes de A Coruña, al frente de la cual promovió la creación del museo provincial, aunque falleció antes de que la institución llegase a nacer. Ozores organizó las exposiciones de arte gallego que se realizaron en A Coruña y Buenos Aires y fue uno de los mejores coleccionistas existentes en Galicia. Su sabiduría le llevó también a la Real Academia Galega, de la que fue secretario. Otra de sus facetas vitales fue la filantropía, ya que dirigió las Escuelas Populares Gratuitas y otras obras benéficas con las que apoyó a las personas desfavorecidas de la ciudad. / J. M. Gutiérrez