En el debate sobre el uso de espacios, considerables e importantes, que resultarán del traslado del puerto interior, es clave para determinar la configuración no solo del puerto sino de toda la ciudad. A Coruña, todos sabemos, es un istmo con poco espacio urbano, uno de los puntos negros causante de la desastrosa movilidad de tráfico entre otros muchos problemas que sufrimos. No cabe la menor duda de que lo que se decida sobre la configuración del inmenso espacio que quedará libre marcará un antes y un después para la ciudad. Que un hecho tan importante sea liderado por el Ministerio de Fomento, la Xunta y la Autoridad Portuaria dejando en un segundo plano a los ciudadanos no solo es una aberración sino que atenta a los mínimos principios de una democracia. Hacer pagar a los ciudadanos el desastre de la crisis económica generada por una falta de ética del poder financiero que creó entre otros males "la burbuja inmobiliaria", en la que se basó la financiación del puerto exterior, sería no solo una injusticia, sino una afrenta al sentido común. Para aclararnos antes que me tomen por ignorante: ¿ Fomento y el Puerto pretenden convencernos a nosotros, los ciudadanos que sostenemos al "sistema", que debemos pagar con la parte más importante de la ciudad sus grandes errores de haber hecho dos puertos, incluyo al de El Ferrol, uno frente a otro, que ningún ser inteligente puede explicar, sin provisión de fondos para su acceso ferroviario?, o dicho de otra manera ¿Que el costo de su falta de previsión en tan faraónica operación la tendrá que pagar el ciudadano a consta de hipotecar el espacio mas importante de la ciudad? ¿Es ése el debate? ¿Generar miles de viviendas con rascacielos que tapen la ciudad al mar como si A Coruña fuese Nueva York o Baltimore como alguien en su día erróneamente opinó?. Claro que ignoran que los rascacielos en estas ciudades son ocupados y gestionados en gran parte por potentes entidades financieras y no por viviendas o especulación (concepto de dountown que en el desarrollo urbano local no existe). Supongo que nadie osará enmudecer la opinión del ciudadano y su municipio sobre el futuro de su ciudad porque la ciudad no es del Puerto ni de Fomento, es de todos.

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