Sande destaca el "legado con renovación" de las fiestas

Las fiestas de María Pita, que llegaron ayer a su fin, reciben un balance positivo por parte del Gobierno local en una edición marcada por el "ahorro" con un presupuesto inferior al millón de euros frente a los dos millones y medio de 2014, recuerda el concejal de Culturas, José Manuel Sande. El responsable municipal destacó la mezcla de "legado y tradición con renovación" de los festejos, con artes escénicas en la calle y la música como componente fundamental, además de la "reformulación" de algunas actividades.

Sande repasó el programa festivo, que contó con el pregón del líder de los Diplomáticos de Monte Alto, Xurxo Souto y recordó conciertos como el de la Orquesta Sinfónica o la ampliación del formato del Festival Noroeste, con más escenarios y bandas locales "que funcionaron muy bien", indicó. Otra de las novedades de estas fiestas que destacó el responsable municipal fue la decisión de suspender la feria taurina.

El Gobierno local ya trabaja en la próxima edición de las fiestas, con especial hincapié en la creación local, en los barrios y con la idea de que "la población pueda participar en la programación", según explicó el concejal.

Sobre la programación navideña, el Gobierno de Marea Atlántica confirma la continuidad de Cabalgata de Reyes, por ser una actividad que "genera mucha ilusión" entre los niños, además de la colaboración de otras áreas municipales.

Críticas del BNG por “improvisación”

El grupo municipal del BNG considera que las fiestas no estuvieron bien organizadas y destaca la “improvisación” de algunas actividades, su suspensión o incluso cambios de emplazamientos ‘in extremis’. “El nuevo gobierno de la Marea se encontró con una situación contrarreloj para cerrar las fiestas este año”, comenta el Bloque de A Coruña en referencia al anterior gobierno del PP.

Reclama la necesidad de mantener una “comunicación fluida” con las entidades sociales y vecinales de los barrios. En concreto, comenta lo ocurrido con el concurso de empanada de la romería de Santa Margarita, que redujo visiblemente el número de participantes, o “la imposibilidad de realizar rastrillos y mercadillos” populares en algunos barrios.