La Opinión de A Coruña

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La jornada única en la educación, a debate

Familias y docentes indican que no existe una fórmula que se adecúe a todas las necesidades || Los centros públicos ofrecen horario continuo y completan la oferta con actividades extraescolares

Un niño, durante una clase extraescolar de robótica. | // LA OPINIÓN

Nuria Martínez, que es la secretaria técnica de la Federación provincial de asociaciones de madres y padres del alumnado de centros públicos, explica que no hay “una solución única” que se adapte a la perfección a las necesidades de las familias, de los estudiantes y los docentes, aunque está segura de que la jornada continua, tal y como está, “genera desigualdad” entre los niños, ya que, si las familias no se pueden hacer cargo de ellos al finalizar las clases y tampoco tienen capacidad económica —ni becas disponibles— para hacer frente a las actividades extraescolares y al comedor, están abocados a pasarse la tarde solos en casa, sin relacionarse.

“Los niños y las niñas tienen la misma jornada, pero en vez de estar con los profesores, están en el colegio con el trabajo voluntario de las ANPAS”, comenta. “Nos decían que en horario de tarde no se pueden dar materias como Matemáticas, porque requieren mucha concentración, pero si llevamos a los niños a inglés, a técnicas de estudio, a teatro, a música o a robótica, ¿no necesitan concentración? ¿No es lo mismo que estar en clase con profesores?”, se pregunta Nuria Martínez

Para Antonio Leonardo Pastor, que es el presidente de la asociación de directores de centros públicos de A Coruña, la jornada única es mejor que la partida, porque los alumnos y alumnas mantienen mejor la concentración. “Hay materias como Educación Física que no se pueden impartir a las tres de la tarde, después de comer, y con la digestión a medio hacer”, comenta Antonio Leonardo Pastor, que indica, además, que de los 28 centros públicos que hay en la ciudad, todos ellos tienen jornada única, a pesar de que la norma general en Galicia es que las clases sean en horario de mañana y de tarde.

Para conseguir cambiarlo, han de estar de acuerdo los docentes, las familias y también la Xunta y, además, los colegios han de ofrecer servicios que favorezcan la conciliación, como servicio de madrugadores y de comedor, también actividades como biblioteca, para que puedan ir los alumnos y alumnas en las horas en las que están en el centro de manera gratuita para poder hacer sus deberes, por ejemplo. Durante años, todos los centros fueron haciendo los cambios que le solicitaba la Xunta y consiguieron que aceptase su cambio de horario.

“Entendemos que con la jornada única se aprovecha mejor el tiempo, no es que nos favorezca a los docentes sino que los que tuvimos la opción de trabajar en los dos turnos, comprobamos que se le saca más partido a la jornada única”, explica e incide en que, actualmente, los centros tienen una oferta —complementada por la de las asociaciones de padres— que les permite estar atendidos en todo momento, desde aproximadamente a las siete de la mañana hasta las seis o las siete de la tarde, dependiendo del día, ya que los lunes la jornada es más amplia.

En este caso, considera que el tema de los horarios no es significativo para que una familia escoja llevar a sus pequeños a un centro concertado, si tiene la posibilidad de escolarizarlo en uno público, porque las horas de atención que ofrecen son las mismas, aunque distribuidas de diferente forma.

El director del colegio Santa María del Mar, Alfonso Trillo, está de acuerdo en que no hay una fórmula mágica que pueda contentar a todas las familias y adaptarse a todas las necesidades. En su caso, la jornada es partida y la mayoría de las familias elige que sus pequeños estén en el centro la jornada completa, es decir, desde por la mañana —algunos entran a las 7.15 horas en el programa de madrugadores—, hasta las 17.45 horas, cuando se acaban las clases extraescolares. “Como nuestro centro está en las afueras, se suelen quedar a comer, porque hay clase de 9.30 horas a 12.00 y de 14.00 a 16.30 horas. De doce a dos hay actividades”, relata Trillo, que defiende que no hay un tipo de horario mejor que otro, sino que cada uno se adapta a unas necesidades concretas.

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