La Opinión de A Coruña

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Nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Galicia

Roberto González-Monjas: “Tengo un amor apasionado y fanático por la música y eso lo transmito en una orquesta”

“Si todos los chicos pasasen dos años en una orquesta, menos conflictos habría en el mundo”

Roberto González-Monjas dirige una orquesta. | // ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA

Dicen quienes le conocen que la pasión con la que habla sobre música la traslada al frente de la orquesta que dirige. Se expresa emocionado, intenso, como si celebrase cada pregunta que se le hace y la respondiese en estado de excitación: con pasión, es cierto. Roberto González-Monjas, nacido en Valladolid hace 34 años, será a partir del próximo año el director titular de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) durante tres temporadas. Ha estado al frente de formaciones de la talla de la Mahler Chamber Orchestra, la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo y la Filarmónica de Luxemburgo. Responde desde Suecia, donde prepara su debut con la Orquesta de la Radio Sueca.

¿Qué fue lo primero que pensó al saber que iba a ser la batuta titular de la Sinfónica?

Fue un proceso que llevó tiempo. Conozco la Sinfónica de Galicia desde que tenía 16 años y ahora tengo 34. Yo pienso: ¿estoy preparado para una cosa así, dirigir la OSG?; ¿soy lo suficientemente bueno para ello? El cariño y entusiasmo de los músicos fue lo que realmente me empujó, el hecho de que la orquesta me apoyase mucho, como también Andrés [Lacasa], el gerente. Todos han apostado por mí, así que no me quedaron dudas. Son como una familia para mí.

¿Las primeras felicitaciones trajeron los primeros consejos?

Primero fue mi familia, que se enteró antes de la comunicación oficial. Después hubo mensajes muy bonitos de Víctor Pablo Pérez, para quien la Sinfónica es como su bebé; otro muy cariñoso fue el de Dima Slobodeniouk… Son personas que conocen la orquesta desde su base y desde el corazón. Me han dado mucho ánimo y los he notado contentos con la decisión. Me ha hecho mucha ilusión.

¿Usted nació para ser músico?

Nací músico, yo creo. Mis padres siempre cuentan que cuando mi estaba embarazada de mí escuchaba música clásica. Soy una persona que en ningún momento de la vida tuvo dudas de que se quería dedicar a la música. Era la único que había, la única opción.

¿Se vio algún día dirigiendo una orquesta?

Dirigir me llegó tarde. Soy violinista, sigo siéndolo, y mi carrera siempre pareció ir por los derroteros del violín. Lo de dirigir surgió en los últimos años, y ha sido un cambio especial que ahora es la parte más importante de mi vida musical.

Se formó en la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia. ¿Ahí aún no se veía con la batuta?

No, solo con el violín [risas].

¿Cuáles fueron las mejores lecciones que aprendió en esa etapa de formación?

Allí, con 14 o 15 años que teníamos, nos trataban como a profesionales, con la misma exigencia y el mismo cariño. Fue una escuela de por vida. La Joven tiene un estándar de excelencia extraordinario, su nivel es puntero, de los de más calidad de España. Yo aprendí a ser músico de orquesta con 16 años en la Joven, imagínate qué privilegio y qué lección de vida.

El comité artístico de la OSG ha destacado de usted, entre otras cosas, su “carisma, magnetismo y visión musical”. ¿Eso en qué se nota y cómo se transmite?

Lo importante en el músico es ser genuino. Uno no puede fingir el carisma o el magnetismo. Lo que creo es que tengo un gran amor por la música, un amor apasionado, fanático a veces. Y eso se transmite de esa manera, con carisma. Es que cuando estoy al frente de una orquesta lo único que puedo hacer es intentar transmitir esa visión.

¿Qué huella han dejado en la Sinfónica sus antecesores?

Víctor Pablo fue la persona que fundó y desarrolló la orquesta. Me fascinaba que, por muchos años que hubiera dirigido la orquesta, siempre volvía a las cosas más importantes: a que la orquesta sonara bien, afinada y junta. Él no perdía la entereza ni la visión de lo más importante, el abecedario. Su sello fue cuidar la calidad de la orquesta. Con Dima se dio un cambio de marcha y dirección que permitió trabajar en muy diferentes repertorios, la orquesta se concentró en un sonido nuevo y un modo nuevo de interpretar, dio pasos agigantados.

¿Qué impronta querría dejar González-Monjas?

Es muy pronto para saberlo. Lo primero que quiero hacer es conocerme bien con los músicos. Lo más importante para mí es crear una confianza con la que llevar cabo un tipo de trabajo en el que nos conozcamos y tomemos riesgos. Ahora hay que encontrar un lenguaje común en el que podamos tocar desde el barroco hasta el contemporáneo y hacerlo bien, con ganas, yendo al fondo de las cosas.

¿Hasta ese momento, es bueno que la orquesta tenga rodaje con la participación de batutas invitadas, entre ellas la suya en diciembre?

Sí. Ahora no hay director titular y mi primera temporada será de transición, porque nuestras agendas son una locura. Buscaremos una incorporación paulatina para irnos conociendo de forma natural.

¿Qué distingue a la Sinfónica de otras orquestas que ha dirigido?

La OSG es un referente no solo en España, lo es en Europa. Todos los directores con los que hablo me dicen que es un placer escucharla. Músicos extranjeros que han pasado por ella dicen que quieren volver a ella. Es una orquesta de calidad increíble, amabilísima. La parte humana refleja la parte de calidad de la orquesta. Esta dualidad es excepcional, y muy importante.

También es formador en la Academia Orquestal Iberoamericana. ¿Cómo hay que educar a los niños?

La única palabra que puedo utilizar para referirme a la educación musical es inspirar. No creo que la mejor manera de educar a alguien en música sea a través de conservatorios fríos de techos altos o salas de conciertos oscuras donde no se puede aplaudir; el mejor modo es inspirar, que los jóvenes vean que la música es algo vivo y humano que se desarrolla y crece, que habla de emociones y de la humanidad propiamente. Hacer música de manera apasionada y entregada es un ejemplo extraordinario de cómo se puede educar a la gente. Incluso quien no quiere ser músico, lo que aprende con la música es compartir, escuchar a los otros, trabajar duro y en equipo. Si todos los chicos del mundo tocaran un par de años en una orquesta, te juro que muchos menos conflictos habría en el mundo.

¿Qué música escucha cuando no está con una orquesta?

Muy poca, porque la verdad es que tengo el oído saturado. Me gusta la música de cine, los musicales.

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