Unos tiempos en que las prácticas artísticas experimentales invadieron la ciudad navarra, constituyendo el festival de vanguardia internacional más importante realizado en nuestro país. Más de trescientos cincuenta artistas nacionales e internacionales participan en una ambiciosa muestra que podrá visitarse hasta el 22 de febrero de 2010.

Comisariada por José Díaz Cuyás, profesor de Estética y Teoría del Arte en la Universidad de La Laguna y director de la revista Acto, la exposición se centra en uno de los hechos artísticos más controvertidos ocurridos en España. Díaz Cuyás asegura que, "según se mire abren o cierran un periodo del arte español. Lo cierran si se interpreta como un intento aislado y tardío de conexión con la vanguardia internacional, todo ello en un país sin tradición de modernidad y con una escena artística invertebrada. Lo abren si, desde la perspectiva de la crisis de lo moderno, se conciben en su potencialidad postmoderna como una quiebra respecto a los modelos predominantes en la década anterior".

Esta iniciativa tan innovadora fue denostada por el Partido Comunista y el nacionalismo radical. El respaldo de los Huarte no gustó a estas organizaciones. ETA puso dos bombas cerca de Pamplona, una de ellas el mismo día de la inauguración. El franquismo vio los Encuentros como "una invitación a llenar la ciudad de putas y maricones", recuerda Alexanco. El PCE pensó que se trataba de una manifestación de "arte oligarca". Los escritores, intelectuales y artistas del PCE no fueron conscientes de la dimensión de los Encuentros. Simón Marchán, uno de los teóricos de arte más prestigiosos e informados del momento, confirma -en la entrevista que le hace Díaz Cuyás- que los Encuentros de Pamplona "fueron un hecho aislado, del que no se tuvo plena conciencia de su significado debido a la ceguera dogmática de la época, ya que lo hegemónico seguía siendo la transformación de todo acontecimiento cultural en un hecho político".

Los Encuentros de la capital navarra supusieron el inicio de un recorrido artístico que emplazó a Pamplona en la ruta del arte más radical del momento, junto al Festival de Spoleto, la V Documenta de Kassel y la XXXVI Bienal de Venecia. La originalidad del proyecto se debe a dos elementos interrelacionados entre sí. Por una parte, no se se puede olvidar el contexto de la España de la dictadura franquista donde sólo el apoyo de una empresa privada podía hacer realidad un festival de arte de esa envergadura. Además, hay que hacer hincapié en una cuestión importante, el encuentro fue creado como un regalo para la ciudadanía vasca, de ahí la gratuidad de todas sus actividades, su carácter divulgativo y la libertad de decisión de sus gestores.

Organizado por los propios artistas, sobre todo por el Grupo Alea -Luis de Pablo y José Luis Alexanco, como responsables intelectuales-, contó con financiación privada del Grupo Huarte. La figura clave en esta transacción fue Juan Huarte, un empresario que tenía gran amistad con el escultor Oteiza, el arquitecto Sáenz de Oíza y el músico Luis de Pablo.

La exposición comienza con la colección de Huarte, esta primera sala introduce al visitante en el contexto artístico del momento, al tiempo que deja entrever la actividad demecenazgo de la familia. Diferentes espacios del Reina Sofía acogen obras originales, algunas restauradas, muchas documentales, debido al carácter efímero de las mismas que se alternan con material de archivo en el que se relata todo lo que fue sucediendo día a día. Fotografías, pinturas, películas, obras sonoras, instalaciones, objetos, esculturas, recortes de prensa o escritos de una serie de artistas que trasgreden los territorios disciplinares.

Algunas obras no estuvieron en Pamplona, pero pertenecen a la misma época y fueron creadas por artistas que participaron o estaban próximos a estos acontecimientos. La sala dedicada a Nacho Criado, la producción de audiovisuales de Muntadas y la obra de Francesc Torres son algunas de las propuestas de artistas que sin haber participado en el encuentro navarro, han sido incluidas por sus vínculos conceptuales. Otras han tenido que ser reconstruidas. Destacan las instalaciones de Juan Hidalgo, de Valcárcel Medina y de Navarro Baldeweg, también la obra realizada por Luis de Pablo y Alexanco. Las Cúpulas Neumáticas del arquitecto José Miguel de Prada, creadas especialmente para este evento, pretendieron ser el emblema arquitectónico del festival.

Cabe llamar la atención sobre la pieza llevada a cabo por Juan Hidalgo (Las Palmas, 1927), ya que se trata de una de las obras más interesantes de la exposición. Lanas (1972, 2009), reconstruida para esta ocasión y adquirida por el Reina Sofía, conformada por 1.600 lanas de colores y otros tantos cascabeles que penden de una superficie de metacrilato, se interrelaciona con el espacio, la luz, el movimiento y la repetición. El tintineo de los cascabeles se manifiesta como una ausencia que ha de completar la imaginación del espectador.

La participación de John Cage, figura clave del arte y la música contemporánea, vino a convertirse en el símbolo de la preferencia por una poética efímera y transitoria. Pamplona dio protagonismo a las tendencias más experimentales del arte a través de las obras de artistas nacionales e internacionales.

Entre las distintas actividades creativas recogidas en la exposición del Reina Sofía, cabe encontrar: poesía visual, sonora y de acción, bajo la coordinación de Ignacio Gómez de Liaño; arte conceptual, con la presencia de Bernard Venet; textos de Catherine Millet y una exposición colectiva de arte de sistemas del CAYC de Buenos Aires; videoarte con Dennis Oppenheim y el ciclo This is your roof, producido expresamente para Pamplona por Willoughby Sharp; arte informático, plástico ymusical, con una exposición coordinada por el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense deMadrid; música electrónica, minimalista y de acción, con obras de David Tudor, Steve Reich, Mauricio Kagel, ZAJ y Josep Mª Mestres-Quadreny; cine experimental y de las vanguardias históricas.