Cuando el 11 de enero de 1992, Nevermind, de Nirvana, le arrebató a Michael Jackson el número uno de las listas de ventas estadounidenses, todo el mundo de la música giró la cabeza hacia Seattle.

Había nacido el fenómeno grunge, y aunque Nirvana fuera la punta del iceberg, una de las primeras bandas que despuntó en la ciudad fue Mudhoney, liderada por el vocalista Mark Arm y el guitarrista Steve Turner. Pese a su escasa relevancia comercial, el grupo es reconocido casi unánimemente como padre del grunge, y actuará mañana en la sala Capitol de Santiago.

Mudhoney comenzó su andadura en 1988, año en que sus dos líderes abandonaron el grupo Green River, seminal banda en la que militaban Stone Gossard y Jeff Ament, más tarde fundadores de Pearl Jam. Turner y Arm completaron la formación de su nuevo proyecto con el batería Dan Peters -que había tocado con Nirvana- y el bajista Matt Lukin, ex componente de otro mito underground de Seattle, The Melvins.

Dice la leyenda que fue el propio Arm, que siempre ha hecho gala de un gran sentido del humor y una falta de pretensiones extensible al resto de la banda, el primero en utilizar el término grunge. El vocalista lo confirmó en una entrevista en la revista Ruta 66, en la que recordó que, hace más de dos décadas, escribió una carta a un fanzine de su ciudad definiendo el sonido de su grupo como "grungy". También reconoció que era un término que se empleaba con frecuencia en la escena rockera australiana de los 80, de donde él lo copió.

El debut discográfico de Mudhoney vio la luz el mismo año de su formación, 1988. El mini elepé Superfuzz Bigmuff dejó boca arriba las cartas sonoras del cuarteto: garage rock de alto octanaje, con un pie en los míticos The Sonics y otro en el rock duro psicodélico de Blue Cheer y The Stooges, junto a la omnipresente influencia del agresivo punk rock de Black Flag. Con este primer trabajo, el grupo inició su relación con la discográfica independiente de Seattle, Sub Pop, considerada el motor de la escena que explotaría en 1991.

Otra de las señas distintivas de Mudhoney es la gran cantidad de proyectos y colaboraciones paralelas de sus miembros, que ha llevado a Mark Arm a ejercer de cantante ocasional en el legendario grupo de Detroit, MC5 y a formar un grupo de versiones de The Sonics, y a Steve Turner a editar sus propios álbumes de country. Esta diversificación de actividad hizo que sus lanzamientos se espaciaran en el tiempo, y que sus seguidores se inquietaran con frecuentes rumores de disolución. Las largas pausas entre grabaciones y sus reticencias a hacer giras mundiales alimentaron su fama de grupo holgazán, aunque ellos mismos justifican este pausado ritmo de trabajo como una de las causas de su longevidad.

Pese a ello, su primer y homónimo larga duración vio la luz solo un año después de su debut, en 1989. El siguiente disco del grupo no llegó hasta 1991, año de la explosión de Nirvana, que ya había fichado por la multinacional Geffen. Every Good Boy Deserves Fudge es, para muchos, el mejor álbum de Mudhoney, y fue también el último que editaron en Sub Pop. El gran éxito de la banda de Kurt Cobain hizo que las multinacionales echaran su anzuelo en Seattle y pescaran a la banda de Turner yArm.

Con la compañía Reprise, Mudhoney editó su siguiente disco, Piece Of Cake, en 1993. Pese a vender 150.000 copias, una muy buena cifra teniendo en cuenta el arisco sonido del grupo, la disquera no se mostró satisfecha, ya que esperaba una explosión comercial similar a la de Nirvana. Su sucesor fue My brother the cow -cuyo curioso título fue inspirado por un colaborador de la banda, que, ante la sugerencia de ir a comer a una hamburguesería, afirmó, tajante, que él no comería de "mi hermano la vaca"-, publicado dos años después.

El último disco de Mudhoney para Reprise fue Tomorrow Hit Today, producido por el legendario Jim Dickinson en 1998. Pese a su evidente calidad, las ventas no fueron las esperadas y la banda abandonó la multinacional.

En 2002 en grupo se reactivó con el retorno a Sub Pop, la salida del grupo del bajista Matt Lukin, y la edición de un nuevo disco, Since we've come Traslucents que incluyó una poderosa sección de vientos, que acercó a Mudhoney a sus ídolos The Sonics. Las críticas fueron muy favorables, y cuatro años más tarde vio la luz su sucesor, Under a Billion Suns, que seguía coordenadas parecidas.

El último trabajo de la banda, The Lucky Ones, salió a la venta en 2008 y muestra a unos Mudhoney maduros y con una asombrosa lucidez compositiva. Lograron sobrevivir a la escena de Seattle, que ellos prácticamente iniciaron, sin perder por el camino su integridad artística, y ganándose el respeto de una amplia minoría de rockeros.