El escritor y abogado Ildefonso Falcones y su mujer, María del Carmen Rosich, se sentaron este miércoles en el banquillo acusados de defraudar a Hacienda 1,4 millones de euros entre el 2009 y el 2011 por los derechos de autor de las novelas 'La Catedral del Mar', 'La mano de Fátima' y 'La reina descalza'. El fiscal Pedro Castro reclama para ellos nueve años de prisión y multas por un importe de 2,9 millones. Un inspector de la Agencia Tributaria explicó en la primera sesión del juicio celebrado en Barcelona el entramado que, según la acusación, se utilizó para no pagar impuestos en España y que estaba compuesto por sociedades de República Dominicana, Chipre, Irlanda y las Islas Caimán. El novelista tiene abierto otro proceso por impago de tributos de los años 2013 y el 2014.

La batalla judicial comenzó en el minuto uno con las cuestiones previas planteadas por la fiscalía, la Abogacía del Estado y las defensas. Qué si había documentos en inglés y griego no traducidos de forma oficial, qué si la Agencia Tributaria era competente o no para investigar negocios simulados en años prescritos, que si tal perito debía o no comparecer. Casi dos horas de debate que hacía presagiar la lucha cuerpo a cuerpo que, posteriormente, se reprodujo con los testigos se produjo. El escritor y su mujer declararán los últimos. Es decir, este jueves o el viernes.

De entrada, algunos de los testigos que ya declararon, entre ellos empleados de la editorial que publicó 'La Catedral del Mar' y la exagente literaria del novelista, lanzaron un capote a Falcones, al afirmar, tal y como él mismo escritos defiende, que era Rafael, el hermano fallecido, el que llevaba los asuntos económicos. En el juicio escuchará la declaración que hizo Rafael en el juzgado y en la que asumió la paternidad las operaciones. Tanto el escritor como su esposa se acogieron a la amnistía fiscal del 2012 y afloraron 195.000 euros cada uno de rentas no declaradas del 2009.

La cesión de los derechos de autor

La acusación sostiene que Falcones, defendido por el abogado Emilio Zegrí, y su mujer, "a fin de evitar el pago debido de las obligaciones tributarias" y "asistidos" por el hermano, "idearon un sistema" por el que transmitieron los derechos de autor de las obras a sociedades extranjeras que aparentemente no tenían relación "formal" con el matrimonio. Así, en el 2004 el escritor cedió a una sociedad suya y de su esposa (Bufete Falcones) los derechos de 'La Catedral del Mar' a cambio de 3.000 euros. Un año después, esta firma transmitió el 80% de los derechos económicos sobre esta obra por un importe de 60.929 euros a una compañía dominicana (Inversiones Neagh).

Al año siguiente, en el 2006, Bufete Falcones encargó al escritor hasta 10 obras literarias a cambio de una retribución anual de 36.000 euros, quedándose la sociedad con el 80% de los derechos sobre las mismas. El 70% de estos derechos fueron vendidos después a la sociedad dominicana por 250.660 euros. Sin embargo, concreta la fiscalía, la cotitularidad estaban en realidad en poder de otras empresas: una irlandesa y otra chipriota. Esta última, a su vez, participada por una firma de las Islas Caimán.