Ajedrez

Ding Liren, el rey del ajedrez al que el Covid recluyó en Madrid en secreto

El campeón del mundo dio positivo tras el torneo de candidatos y se encerró en su hotel durante semanas

Ding Liren.

Ding Liren.

Fermín de la Calle

Ding Liren nunca olvidará Madrid. Por muchos motivos. Aquí se ganó el derecho a pelear por el título mundial de ajedrez, renuncia de Magnus Carlsen mediante, tras una remontada espectacular que coronó la última jornada en un duelo directo con Hikaru Nakamura. Una partida en la que casualmente el primer movimiento en el tablero lo realizó el presidente de la FIDE, Arkady Dvorkovich, como si fuese consciente de la importancia para el futuro inmediato de lo que ocurriría en ese tablero.

El chino desplegó con paciencia un Gambito de Dama con blancas y volvió a tener problemas con el reloj, después de pasar casi media hora pensando antes de jugar 15.Ab1. Evitó al intercambio de piezas y espero hasta que el estadounidense cometió un error garrafal con 35… Ad8 Eso permitió a Ding mantener su torre en la séptima fila y a partir de ahí fue asfixiando a su rival con una precisión mortal hasta ver cómo le tendía la mano tras más de cinco horas en la jugada 58, asegurándose el segundo puesto del torneo de Candidatos con una puntuación de 8 puntos en 14 partidas, medio punto más que Nakamura y solo por detrás del invicto Ian Nepomniachtchi y sus 9,5 puntos.

Ucrania le abrió la puerta

Ling ponía así el colofón a una remontada de gran mérito después de una primera vuelta desconcertante en la que arrancó en el fondo de la clasificación. Ling era el jugador con el ELO, el coeficiente, más alto de los participantes, pero había entrado en el torneo por la descalificación de Sergey Karjakin, quien tras la invasión rusa de Ucrania, realizó numerosas declaraciones públicas elogiando la invasión algo que se entendió como propaganda del régimen de Putin. Y en marzo de 2022, la Comisión de Ética y Disciplina de la FIDE dictaminó que Karjakin había violado el Código de Ética de la FIDE con sus declaraciones, por lo que le prohibió jugar torneos relacionados con la FIDE durante un período de seis meses. Lo que le dejaba fuera del torneo de Candidatos de Madrid, que se disputó entre el 16 de junio y el 5 de julio.

Ding Liren e Ian Nepomniachtchi.

Ding Liren e Ian Nepomniachtchi. / EFE

Para suplirle se rescató al chino Ding Liren que inicialmente estaba fuera del torneo. Ding solo había jugado 4 de las 30 partidas requeridas debido a su incapacidad para viajar a torneos fuera de China durante la pandemia de Covid-19. El chino necesitaba jugar al menos 26 partidas entre marzo y abril, que se incorporarían a la lista de clasificación de mayo de 2022 y la Asociación de Ajedrez de China organizó tres torneos seguidos para que Ding pudiera cumplir con el requisito mínimo de juegos.

Así ocurrió y el chino aterrizó solo en Madrid, sin compañía ni entrenadores o analistas, la noche antes de la inauguración del torneo. Delgado, temeroso y huidizo se plantó en el hall del céntrico Four Seasons de Madrid, manteniéndose al margen de la marabunta que rodeaba a otros rivales más carsimáticos como Caruana, Nakamura o Nepomniachtchi. Respetuoso en el saludo, tendiendo una mano frágil que acompañaba de una reverencia, recuerdo que se le dibujó una sonrisa en la cara y respondió un discreto “¡Thanks, you’re welcome!”, cuando le deseé suerte junto al gran maestro yugoslavo Ljubomir Ljubojevic. “Me gusta ese chico, es paciente y quirúrgico cuando la partida lo exige”, me advirtió el serbio, casado con una andaluza que conoció en Linares.

El Rincón de Pang Pang

Días antes, David Llada, el director de comunicación de la FIDE me citó en 'El Rincón de Pang Pang', un restaurante chino perdido en el barrio de las Letras en el que uno jamás habría entrado si no hubiese quedado allí. Fue como teletransportarse a China, una vez cerramos la puerta del establecimiento a nuestra espalda, nada hacía sospechar que estábamos en Madrid. Una decena de mesas atiborradas de chinos degustando comida de su país en un local donde todo estaba escrito en su lengua. Llada andaba buscando lugares donde Ding pudiera socializar y mantener un régimen de comida lo más parecido al de su país. Liren llegó solo y se refugio en sitios como este, que convirtió en su fortín, al estar a apenas 150 pasos del Palacio de Santoña, donde se disputaría el torneo.

Trofeo del Mundial de ajedrez.

Trofeo del Mundial de ajedrez.

Después de superar el 'jet lag' y aclimatarse al calor sofocante de Madrid, que no llevó bien desde el primer momento, Ding comenzó a desplegar su quirúrgico juego. En la quinta jornada era último en la clasificación con solo dos puntos, empatado con Radjabov. En la décima ya formaba parte de la tripleta que perseguía con 5,5 puntos a Nepomniachtchi (7 puntos), junto a Caruana y Nakamura. Y en la jornada final dio el golpe de mano y confirmó las ‘sospechas’ de Ljubo: “Te lo dije. Sería un paso capital para el ajedrez que Ding ganase un Mundial. Porque 1.000 millones de personas en un país jugando al ajedrez solo puede ser una buena noticia”. Lo cierto es que ni el propio Ding se hacía a la idea de lo que vendría luego, y no me refiero al Mundial con ‘Nepo’.

El Covid y la lucha por el título mundial

Horas después de quedar segundo en Madrid, y en medio de los rumores insistentes de que podía ser candidato a pelear por el Mundial con Nepomniachtchi tras la renuncia de Carlsen, Ding recibió otra noticia inesperada: ¡estaba contagiado de Covid! La noticia no trascendió entonces a los medios y el chino se recluyó en su habitación a la espera de que la enfermedad remitiese. Contagiado como estaba no podía viajar y solo le restaba seguir su destierro forzado en la habitación de un hotel de Madrid en solitario. No fue una convalecencia cómoda ni corta, pero durante ella Ding Liren recibió la noticia de su proclamación oficial como contendiente en la final del Mundial contra Nepomniachtchi.

Aún tenía frescas en la memoria las dos partidas que había jugado contra el ruso en el deslumbrante Palacio de Santoña, con una derrota y unas tablas. ‘Nepo’ era más dinámico que él. Se manejaba con más soltura cuando podía llevar la iniciativa, pero lo pasaba peor cuando los rivales le apretaban y le exigían mostrar su consistencia. Era un rival intermitente que no digería bien la derrota mentalmente. En aquellos días recluido en Madrid comenzó a trazar un plan para convertirse en campeón del mundo. Precisamente en Madrid entabló una relación más estrecha con Richard Rapport, el húngaro de pasaporte rumano que se convirtió en una de las atracciones del torneo por las chaquetas que le elegía su mujer, la ajedrecista serbia Jovana Vojinovic. El estilo creativo y valiente de Richi era lo que Ding necesitaba para presionar al ruso y hacerle pensar empujándole al error. Y en aquella habitación solitaria de hotel comenzó a fraguar la estrategia que este pasado domingo le encumbró como el 17º campeón del mundo de ajedrez.

Ding Liren, el hombre que convirtió los inconvenientes en oportunidades, el chico que se coló en el torneo de Candidatos por culpa de la guerra de Ucrania, el joven abogado que se teletransportaba cada día desde 'El Rincón de Pang Pang' a China, el joven que no tiró la toalla hasta la última jornada remontando a Nakamura, el paciente de Covid que sufrió y superó la enfermedad recluido en Madrid sin levantar la voz ni dar pista alguna mientras recibía la gran noticia: lucharía por ser campeón del mundo. Una historia de película con final feliz.

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