España pierde la final del Eurobasket femenino tras desinflarse en el último cuarto

Así de cruel es el baloncesto. De nada sirven tres cuartos impecables de defensas soberbias, manos ágiles y acierto colectivo en los momentos clave. Todas las virtudes de la España de Miguel Méndez se marcharon por el desagüe en un cuarto final en el que dos tótems, Emma Meesseman (24 puntos y ocho rebotes) y Kyara Linskens (18 puntos y 15 rebotes), frustraron la ilusión de las españolas por coronarse de nuevo como campeonas del Eurobasket (58-64). El oro fue para Bélgica.

España ha demostrado en este torneo que el tropiezo de la edición anterior, la de 2021, fue solo eso, un error puntual. Y eso es una excelente noticia. La pena es que no le bastó para derrotar a Bélgica y convertirse así en pentacampeona de Europa. 9 puntos de Linskens y 8 de Meesseman en el cuarto final lo impidieron. Ninguna otra jugadora belga anotó en ese parcial hasta los cuatro últimos segundos, pero no lo necesitó la selección de Rachid Meziane para coronarse en Liubliana (Eslovenia) como campeona del Eurobasket por primera vez en su historia.

El récord de Alba Torrens

Un hito histórico marcó el arranque del partido, con cuatro puntos en el amanecer que convirtieron a Alba Torrens en la máxima anotadora histórica de España en Eurobaskets. La identidad de la sucesión refuerza el adelantamiento, pues quien hasta ahora lideraba ese ranking era Amaya Valdemoro, palabras mayores.

Ocurrió tal cosa en un contexto de excelente trabajo defensivo de las jugadoras de Miguel Méndez, provocando que Bélgica solo anotara seis puntos en los siete primeros minutos, todos ellos salidos de las manos de Meesseman. Nada, no obstante, que arredrara a una de sus pares, una Raquel Carrera (la gallega será leyenda algún día) que firmó seis de los 17 puntos con los que España armó su ventaja al final del primer cuarto (17-13).

Queralt Casas, flotada casi siempre por las belgas, a ratos sin disimulo, complementó en ataque el trabajo interior de la pívot del Valencia y también el de Paula Ginzo, mientras Vanloo trataba de liderar a una Bélgica con jabón en las manos. 13 pérdidas acumularon las de Rachid Meziane al descanso (32-25), incapaces con semejante guarismo en su mochila de honrar durante la primera parte su condición de máximas anotadoras de este campeonato.

Reacciona Bélgica con Vanloo

Bélgica reaccionó después que una nueva canasta de Carrera fijara una desventaja máxima para ellas de nueve puntos. Vanloo le tomó la temperatura al partido, Meesseman emergió y Bélgica encadenó un parcial de 3-9. Méndez respondió desde el banquillo dando carretea a Leo Rodríguez, una especialista que respondió en su primer ataque con un triple que frenó la inercia belga.

La poco habitual línea exterior formada por la canaria, Ouviña y Silvia Domínguez funcionó en esos minutos, pero cinco puntos consecutivos de Allemand convirtió una ventaja máxima para España en una peligrosa para encarar el cuarto final (48-43).

Los nervios de España se incrementaron al comienzo de esos 10 últimos minutos, en los que las jugadoras de la selección encadenaron varios lanzamientos exteriores deficientes. Solo Paula Ginzo lograba enjugar la rebelión belga, liderada por Linskens y por una Meesseman que a falta de 4:10 consiguió poner a Bélgica al frente del marcador por primera vez en todo el partido (54-55).

Un último cuarto malísimo

A Méndez le costó recuperar a su trío exterior titular, pensando en aprovechar el desgaste de le belga, con cuatro jugadoras que disputaron más de 33 minutos, algo que en España solo hizo Carrera. El problema, sin embargo, lo tenía la selección por dentro, minimizada en el rebote e incapaz de frenar a Meesseman y Linskens.

Nada le funcionó a España para revertir la tendencia y volver a engancharse al partido, firmando un parcial final de 8-17. No le entraba nada a las jugadoras de Méndez, ni por dentro ni por fuera y era además incapaz de agarrar los rebotes por los que hasta entonces había competido con decisión, pese a su inferioridad física.

Al final fue plata (y clasificación para el preolímpico, ya asegurada antes de la final) y seguramente toda la afición española la habría firmado. Hoy sabe a poco, pero a partir de mañana se ponderará que España sigue estando en la élite del baloncesto. La década prodigiosa quedó interrumpida y la buena noticia, pese al resultado, es que se ha reactivado.