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Muere Carles Falcón tras su accidente fatal en el Dakar

El piloto catalán, de 45 años, había sido trasladado a España en estado crítico tras su caída en la segunda etapa de la prueba

Carlos Falcón se ríe en una foto reciente facilitada por su equipo. |  // EUROPA PRESS

Carlos Falcón se ríe en una foto reciente facilitada por su equipo. | // EUROPA PRESS / laura lópez Albiac

laura lópez Albiac

Carles Falcón no ha podido superar las terribles secuelas del accidente que sufrió en la segunda etapa del Dakar y su equipo Twin Trail comunicó ayer, lunes, su fallecimiento. El piloto catalán, de 45 años sufrió una fuerte caída en el kilómetro 448 de la segunda especial y tuvo que ser reanimado in situ y trasladado hospital de Riad, donde permaneció en la unidad de cuidados intensivos en coma inducido hasta que fue repatriado a España hace tres días, el sábado, en estado crítico.

Un edema cerebral motivó que los médicos saudíes aplazaran la operación de la vértebra C2, que era de carácter urgente. Además, también se confirmaron fracturas en cinco costillas, la clavícula y la muñeca de la mano izquierda.

A su regreso a España, no se ha podido hacer nada por salvar su vida, tal como explica el comunicado de su equipo, que confirma que “los daños neurológicos causados por el paro cardiorrespiratorio en el momento del accidente son irreversibles”.

El comunicado de su equipo dice lo siguiente: “Este lunes 15 de enero Carles nos ha dejado. El equipo médico ha confirmado que los daños neurológicos causados por el paro cardiorrespiratorio en el momento del accidente son irreversibles. Carles era una persona sonriente, siempre activa, que disfrutaba con pasión de todo lo que hacía, en especial las motos. Nos ha dejado haciendo algo que era su sueño, correr el Dakar. Estaba disfrutando, era feliz encima de la moto. Debemos recordarlo por su sonrisa y por la felicidad que generaba en todos”.

Energía y felicidad

“Ingeniero informático de formación. Instructor de motos y guía de viajes en moto por pasión. Son muchos los que han aprendido a su lado. Enseñaba con paciencia, energía y felicidad, hacía que todos disfrutaran de la moto. Esto es lo que nos ha dejado y vamos a mantener siempre con nosotros, todos los que hemos estado cerca de él, familia, amigos, compañeros y supporters. Desde la familia y el equipo pedimos por favor que se mantenga la privacidad de los actos de despedida que se realicen los próximos días”, concluye el comunicado publicado ayer.

Han sido numerosos los mensajes de condolencia de pilotos y compañeros como Laia Sanz o Jesús Calleja y deportistas de todas las disciplinas que han lamentado el fallecimiento de Falcón tras su accidente y que sirve para engordar la leyenda negra de esta prueba extrema del mundo del motor a lo largo de sus 46 ediciones de historia.

Treinta y tres fallecidos en la historia

“Los daños neurológicos eran irreversibles”, decía el comunicado de ayer del equipo Twin Trail Racing Team, tras conocerse el fallecimiento de Carles Falcón, que se suma a la lista de muertes del Rally Dakar, siendo el segundo español y la víctima número 33 de este siglo. En pleno desierto, el Dakar es una de las carreras más desafiantes y extremas del mundo, prueba de ello es que a lo largo de los años se ha normalizado la muerte de un número descabellado de pilotos, aficionados y mecánicos. La naturaleza arriesgada de la carrera, que se lleva a cabo en terrenos difíciles y en condiciones climáticas extremas, contribuye a su complejidad y peligrosidad. Las medidas de seguridad mejoran, pero las muertes no descienden. Algo está fallando. Además de la reciente muerte de Carles Falcón, la lista de fallecidos de manera directa o indirecta es de 74 personas en 46 ediciones, según datos recopilados por Efe, un ratio de casi dos víctimas al año. Y lo peor de todo es que no son solo los pilotos los que compiten en una finísima línea entre la vida y la muerte. Espectadores, periodistas y otros trabajadores de la prueba también han sido víctimas de la brutalidad de una carrera que sigue sin cuestionarse. Son 46 vidas de espectadores o trabajadores las que se ha cobrado el Dakar desde el año 1981, más de una por año. Desde los más pequeños, como el caso de la niña de 10 años que fallecía en 1988 tras ser atropellada en una travesía de la ciudad maliense de Kita, hasta personas mayores, como el caso de Henri Mouren, farmacéutico de 72 años fallecido en el 1987 mientras conducía un automóvil de apoyo. El Dakar no entiende de edades ni nacionalidades. Es el caso del espectador español Tomás Urpí, que falleció a los 24 años en 1996, como consecuencia de las heridas sufridas por un fuerte accidente de coche en las proximidades de Raba. En cuanto a pilotos se refiere, Carles Falcón es el segundo español que fallece en el Dakar , tras la caída que se cobró la vida de José Manuel Pérez en 2005. La seguridad ha sido una preocupación constante en el Rally Dakar, y los organizadores han implementado medidas para reducir los riesgos de unos pilotos que se debaten entre la vida y la muerte cada año. Pero se ve que no es suficiente.