La Opinión de A Coruña

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Fútbol

Sito Seoane, entre un estadio de postal en Islandia y la lucha contra el ‘bullying’

Vive su segunda etapa en el ÍBV Vestmannæyjar siendo un futbolista y mucho más

Sito Seoane, en el centro sentado, con la mano en la cabeza de un compañeros | CEDIDAS

Entre las cenizas de un volcán, en un archipiélago paradisíaco, en un estadio de postal y luchando brazo con brazo contra el bullying y con los chicos con problemas, Sito Seoane (Miami, 1989) se abre camino en Heimaey, única isla habitada en Islandia del conjunto formada por las Vestman. Para él, criado entre Betanzos y Carral, era un paso más tras hacer carrera en Estados Unidos, Canadá y probar suerte en Dinamarca. Un futbolista y mucho más que se gana el pan en su segunda etapa en el ÍBV Vestmannæyjar, histórico del fútbol del último visitante de Riazor.

El coruñés, que sufrió bullying de pequeño, se sumó hace meses a un programa social que coordina su club con el ayuntamiento y ha logrado sentirse integrado en la comunidad y ser útil. “Al principio era por ocupar el tiempo, pero me enriquece muchísimo”, sostiene. Es parte y apoyo de una sociedad con la que ha conectado. “Allí es común que el jugador islandés esté ocupado por la mañana, que trabaje”, avanza. “Por el equipo entré en un programa que ayuda a niños con problemas, que no se integran. O sufren autismo o bullying y, como también lo padecí, empatizo. La clave es que ganen en confianza y autoestima. Uno de los chicos con los que trabajé el año pasado estará ya seis meses sin ayuda porque está bien, integrado”, cuenta emocionado de los resultados de una apuesta que “lleva años en la isla y en Islandia” y con la que cree que han dado “con la tecla”, ya que no solo contratan a “gente formada”, también cuenta “con jugadores de fútbol o balonmano, gente con influencia que sea un modelo a seguir para muchos jóvenes”, relata Seoane.

Sito Seoane, entre un estadio de postal en Islandia y la lucha contra el ‘bullying’ Carlos Miranda

Lo que vivió de joven y esta experiencia en la que ha renovado su implicación desde enero cuando empezó la pretemporada le ha llevado a pensar que hay mucho que mejorar en su país. “Sufrí bullying, no solo por falta de seguridad en uno mismo. En España los niños mayores o los que repiten lo hacen. En el momento no lo entendía y me afectaba, no sabía por qué lo hacían. Ahora que trabajo con ellos veo que es complicado también para el que lo hace porque tiene unos motivos y razones. Muchos niños lo sufrimos, pero vi más de lo que me tocó a mí. En España debería mirarse más, ofrecer más ayuda y tener a más gente colaborando”, recomienda.

Esta apuesta personal por las causas sociales y su rendimiento e implicación en el campo le han ayudado a adaptarse a una ciudad de “4.500 habitantes” en la que el pasado mes de enero, cuando empezó la pretemporada, contaban con “entre 16 y 18 horas de noche”, todo lo contrario que ocurre el verano. Esas condiciones forjan el carácter de los islandeses y les añaden particularidades a las que ha tenido que amoldarse. “Es gente que la comparo mucho con la gallega, es gente a la que hay que ganársela. Son fríos al principio, pero si ven que estás ayudando en la comunidad, al equipo... Cuando te la ganas y ven que estás comprometido, te abren las puertas de su casa. Es verdad que son tozudos y orgullosos, pero cuando naces, creces y te mueres en ese clima, tienes que ser así”, justifica.

El césped también le reclama en uno de los estadios más fotografiados y mediáticos de Europa con el mar, el volcán y la cantera en su horizonte. “Cada año hay visitas para sacarle fotos y para reportajes. Es una pasada, es cierto. Eso sí, hace un viento tremendo”, concede entre risas.

La actividad volcánica y sísmica es un actor más del archipiélago. Las islas Vestman volvieron hace unos meses al primer plano de la actualidad en España porque en 1973, justo la localidad de Vestmannaeyjar, donde vive y juega ahora Sito Seoane, vivió una situación muy parecida a la de La Palma. Fue ejemplo de lo que podía pasar y de que hay futuro. La isla hace tiempo que recobró la vida y población, pero el volcán Eldfell sigue ahí. “Claro que está activo. Si te gusta caminar y vas por allí, notas el calor”, cuenta del que es casi un vecino más.

Quiere volver

Sito Seoane, que compatibiliza el fútbol con sus estudios, vive sus últimos meses de contrato en Islandia y desea volver a España. Mientras tanto, hace carrera “en un fútbol de contacto” con un buen bienestar económico, en el que pasa la vida “entre viajes en ferry” y costumbres que aún le chocan, pero a las que le ha pillado cariño: “Cada vez que ganamos nos traen cerveza para el vestuario. Es raro, es lo tradicional, está bien. Siempre hay algún vikingo que se toma más de una. Son partidarios del ‘haz lo que quieras, mientras rindas”.

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