La Opinión de A Coruña

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Baloncesto - LEB Oro

Premio al estreno de Goran Filipovic: selección y 5 ideal

El base croata, novato en la competición, es una de las sensaciones del Leyma y de la liga en el arranque de la temporada

Goran Filipovic, en el partido contra el Lleida . | // VÍCTOR ECHAVE

Goran Filipovic (Split, 1996) está siendo una de las revelaciones del inicio de la temporada del Leyma y su fulgurante estreno en la liga ya tiene premio. El base croata fue elegido como el mejor en su puesto de la jornada cuatro de la LEB Oro, en la que los naranjas ganaron el derbi gallego al Ourense por 84-51, e incluido, por tanto, en el cinco ideal. Su valoración fue de 22, con 9 puntos —2 de 4 en tiros de 2 (50%), 1 de 2 en tiros de 3 (50% y 2 de 2 en tiros libres (100%)—, 4 rebotes, 7 asistencias y 3 balones robados —y ninguna pérdida—. Una actuación que además viene acompañada por la llamada de su selección nacional para disputar las ventanas FIBA el próximo mes de noviembre. Lo único que ha empañado su inicio liguero fue la lesión de tobillo que sufrió precisamente el domingo en el duelo contra el Ourense que le obligó a dar por finalizada su actuación antes de tiempo. Tras las pruebas a las que fue sometido ayer, el club descarta que se trate de algo grave —lo mismo que de Atoumane Diagne, del que se seguirá la evolución en los próximos días—, y podrá seguir con su progresión.

Porque de Filipovic, que llegó a A Coruña con la vitola de haber sido el último descarte de Croacia para el Eurobasket, se puede esperar que siga yendo a más teniendo en cuenta que su posición, la de base, es decir, el encargado de dirigir el juego y el ritmo del equipo, es la más complicada en términos de adaptación. Para él, esta es su primera experiencia lejos de su zona de confort. Con 25 años, solo había jugado en Croacia, además de dos aventuras en Rumanía y Bosnia Herzegovina, este último un país limítrofe con el suyo y el otro, también en los Balcanes. Pero no ha necesitado demasiado tiempo para hacerse a la nueva ciudad, nuevos compañeros, nuevo equipos y nueva liga. Todavía con aspectos en los que dar un paso adelante, sus pinceladas en las cuatro primeras jornadas han sido de las más destacadas de su equipo. Jugador pequeños —mide 1,83—, pero fuerte, con capacidad de salto y dominio del bote. Buen tirador, pero mejor pasador. Le costó al principio encontrar a sus compañeros en tiros liberados. También la selección de faltas y el control de las pérdidas —como en la derrota frente al Estudiantes, por ejemplo—, pero le han llegado cuatro jornadas para destapar todo su potencial.

De momento comparte puesto con Ingus Jakovics. El letón también fue clave contra el Ourense, con ocho puntos, incluidos dos triples seguidos — cuando el equipo llevaba un 0 de 10 en las estadísticas de este apartado— en el inicio del segundo cuarto. Muy agresivo, se encuentra más cómodo en la posición de 2, por lo que se supone que cuando Álex Hernández regrese —se está recuperando de una grave lesión sufrida el curso pasado— será el compañero de Filipovic, dos perfiles diferentes, porque el murciano es más experimentado y se pueden complementar a la perfección sus roles.

La dirección del equipo se destaca este año como uno de sus puntos fuertes. El club tomó en verano la difícil decisión de dar por concluida la etapa en A Coruña de dos jugadores muy queridos por la afición. Uno, Augustas Peciukevicius. El base lituano fue uno de los culpables de la ilusionante temporada del Leyma en el curso 2019-2020, el que se vio interrumpido por la pandemia y que, hasta el momento, ha sido el mejor de la historia del club. Pero la grave lesión que sufrió y que le tuvo más de un año alejado de las pistas no le permitió recuperar su anterior nivel y sigue lejos de su mejor versión. El otro fue Zach Monaghan (no un base puro, aunque las circunstancias le obligaron a actuar como tal en muchas ocasiones). El estadounidense es, sin duda, el jugador más emblemático de la última etapa naranja, con seis temporadas en el equipo, una institución no solo del Leyma, sino en la ciudad por talento, carácter e implicación. Pero la relación llegó desgastada al final y las dos partes necesitaban separar sus caminos y afrontar nuevos retos. El tiempo ha dado la razón a la decisión.

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