El tridente del Deportivo acaba con el morbo

Lucas, Soriano y Quiles por partida doble fulminan al Fuenlabrada en su vuelta a Riazor

Lucas, Quiles e Isi Gómez celebran uno de los goles de ayer al Fuenlabrada.

Lucas, Quiles e Isi Gómez celebran uno de los goles de ayer al Fuenlabrada. / Casteleiro / Roller Agencia

Marcos Otero

Marcos Otero

El de ayer fue un partido extraño en Riazor, empezando por el propio sorteo de campos. Hacía tiempo que el Deportivo no tenía que atacar en la primera parte hacia la grada de Marathón, Suele hacerlo siempre en la segunda, por tradición y para evitarse días como el de ayer, en los que al portero el sol le cae de frente en la portería de Pabellón. Lo sabe bien Mackay, al que le sorprendió un remate lejano de Iban Salvador después de una pérdida de Rubén Díez en el centro del campo.

Acertó el delantero del Fuenlabrada con un gran lanzamiento, pero patinó en la celebración. Salvador se llevó las manos a la cara simulando una mascarilla en referencia a lo ocurrido en el verano de 2020 con el equipo madrileño y aquel contagio masivo de COVID que desembocaría en el descenso del Deportivo a Segunda B. Hasta entonces apenas hubo referencias a aquel caso Fuenlabrada, parecía un partido más, salvo por el rechazo natural que desde entonces provoca en la afición deportivista el conjunto del sur de Madrid.

Ese tanto, sin embargo, no fue lo único extraño que sucedió ayer en Riazor. Si en los últimos ocho partidos en casa el Deportivo había recibido tan solo un gol, ayer vio como encajaba dos solo en la primera parte. Las defensas no estuvieron finas, especialmente la blanquiazul hasta el descanso. Demasiadas imprecisiones que se encargó de corregir el tridente deportivista. Marcaron los tres, Lucas, Soriano y Quiles, el onubense por partida doble, para sellar una victoria tan necesaria como obligatoria antes de visitar Ferrol el domingo que viene.

Despejaron así también el morbo que había alrededor del partido en la que era la primera visita del Fuenlabrada desde aquel verano de 2020 y no dieron lugar a la posibilidad de que los madrileños volvieron a amargar al club.

El Deportivo recibió ayer oficialmente la Copa España de 1912, el séptimo título en la historia del club. El presidente blanquiazul, Antonio Couceiro, recogió el trofeo en una ceremonia a la que asistieron descendientes de los jugadores que conquistaron aquel título. El periodista Rubén Ventureira, autor de la investigación que descubrió el trofeo, recibió la insignia de oro y brillantes del club.

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