Castellón-Deportivo, oportunidad y demonios

Un año después, otra vez el 11 de junio, se la juega al todo o nada ante el equipo 'orellut' camino del ascenso

Rubén de la Barrera camina pensativo por Riazor tras la sesión de ayer. |  // CARLOS PARDELLAS

Rubén de la Barrera camina pensativo por Riazor tras la sesión de ayer. | // CARLOS PARDELLAS

Carlos Miranda

Carlos Miranda

El Deportivo lleva tiempo jugando no solo ante sus rivales, también frente a sus urgencias y sus demonios, y el destino ha querido ponerlo esta tarde en el mismo brete. Si hace un año fue el Albacete y Riazor, esta vez serán el Castellón y Castalia (18.00 horas, InSports/TVG2) las dos variables que se cruzarán en el camino que le debería llevar a Segunda División. Otra vez el 11 de junio y otra vez un duelo a todo o nada cuando las heridas de lo que sucedió hace 365 días siguen abiertas y escociendo. Eso sí, hay otro protagonista que repite, pero que cambia de bando, en el que siempre ha querido estar. Se trata de Rubén de la Barrera.

El coruñés es la gran esperanza futbolística y emocional, el antídoto ante el fatalismo. Sus palabras llenas de intención y de profundidad aguijonearon hace días, pero estaban destinadas a jornadas como las de hoy. El Dépor debe rebelarse desde la pelota y desde su cabeza y, a partir de esa afición, que inundó hace una semana las calles de A Coruña y que ayer se cogió un bus para cruzar la península a la caza de un sueño. El equipo coruñés pretende desde hoy empezar a reescribir su historia reciente.

Y el escenario que se le presenta le coloca, de momento, con ventaja en la eliminatoria, pero frente a un rival, el Castellón, confiado por lo vivido en la ida. Castalia desea convertirse en un actor más, al igual que lo fue Riazor en la ida, cuando el Dépor flaqueaba y hubo que ayudar a empujar a la red ese remate de Max Svensson.

No se esperan caras nuevas en la apuesta de Rubén de la Barrera, pero sí matices tácticos para activar a Lucas Pérez y Mario Soriano, grises en Riazor, y para no sufrir como en la última media hora del duelo de A Coruña. Lo ocurrido en esos minutos avisa al Dépor, que sabe que debe aprender a dosificarse, a tener algo más la pelota y, sobre todo, a defender a muchos metros de su portería, a ahogar la salida de pelota de su rival. También animó ese tramo de partido al equipo local. La fortaleza del Dépor en Riazor y la condición de mejor conjunto de toda la categoría en casa crearon la sensación en los orelluts de que iban al matadero. No fue así, ni mucho menos. Y ese alivio, a pesar de caer derrotado, es lo que más pesa en su mente en estos momentos. También la mala trayectoria coruñesa a domicilio. Todo les empuja y les añade presión.

Así como en el once coruñés no se aguardan novedades no ocurre lo mismo con el equipo inicial que prepara Rudé. Pablo Hernández y Raúl Sánchez ganan enteros para ser sus apuestas, se podrían quedar en el banquillo unas de las sensaciones de la ida, Kochorashvili, y quien tuvo una oportunidad clara en la ida, Jeremy de León. Castalia decide, otra vez un 11 de junio.

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