Entrevista | Fernando Somolinos Central del Fabril

Somolinos, central del Fabril, tras padecer un tumor: "Lo que más me preocupaba era volver a jugar"

El defensa asturiano es uno de los refuerzos del filial y estuvo apartado del fútbol casi dos años - “Hasta que no lo ves, lo de la afición del Dépor es difícil de imaginar”

Fernando Somolinos, en la ciudad deportiva de Abegondo. |  // CARLOS PARDELLAS

Fernando Somolinos, en la ciudad deportiva de Abegondo. | // CARLOS PARDELLAS / M. Otero

Marcos Otero

Marcos Otero

Fernando Somolinos (Gijón, 2002) aterrizó esta temporada en el Fabril en búsqueda de nuevos retos después de toda una vida en el Sporting. Formado en las escuelas de Mareo desde edad temprana, su carrera está marcada por un episodio reciente que le obligó a aparcar el fútbol más de 500 días. Al joven defensa le detectaron a finales de 2019 un tumor en la cabeza y todo cambió a partir de entonces para él. Todavía en edad juvenil, su prioridad era volver a jugar al fútbol y con el tiempo ha ido entendiendo la experiencia que le tocó vivir.

¿Cómo han sido sus primeros meses en la ciudad y en el club?

Estoy muy contento. Me daba algo de miedo, por así decirlo, salir por primera vez de casa, pero desde el primer momento los compañeros y el cuerpo técnico me lo pusieron muy fácil. Tenía ganas de salir de casa, aunque cueste, y vivir otra experiencia. Desde que sonó lo del Dépor no me lo pensé y mis padres tampoco, porque sabían de mi situación y que allí en Gijón estaba como estancado. No lo dudamos ni un segundo.

¿Cómo es salir del club en el que llevaba toda la vida, a pesar de que dice que necesitaba ese cambio?

Fue una decisión muy meditada abandonar Gijón y me quedó la espinita de no haber podido debutar en el primer equipo después de haber pasado por toda la cantera, pero es una situación que se dio por algo. Tenía claro que otro año más allí en Tercera no podía estar. Eso me condicionó. No fue una situación fácil, pero creo que fue la adecuada. Además Coruña se parece mucho a Gijón. No es un cambio muy drástico, pero es el que realmente necesitaba.

¿Tenía claro que debía salir a pesar de que el Sporting se planteaba una cesión?

Eso es. La primera intención que tenían conmigo era que continuase allí y cederme a algún equipo asturiano de Segunda RFEF, pero yo quería salir de casa. Era un buen momento para dar el paso adelante.

¿Tuvo más ofertas además de la del Deportivo?

No tengo ni idea. Fue muy rápido y estuvimos convencidos desde el principio. Se cerró en tres o cuatro días. Tampoco me pudieron llegar muchas más ofertas.

¿Por qué se decidió por el Deportivo? ¿Para alguien de fuera no condiciona la situación deportiva de los últimos años?

Aunque esté en esta categoría todo el mundo sabe lo que es el Dépor. A mí todo el mundo desde que salió la posibilidad de venir me dijo que aquí lo de la afición era espectacular. Hasta que no lo ves es imposible de imaginar. Meter veintipico mil personas en un partido de Primera RFEF, luego el Teresa Herrera que tuve la suerte de jugarlo... Increíble.

¿Cómo vivió ese Teresa Herrera siendo alguien recién llegado en un día que coincidió la despedida de Álex Bergantiños y el homenaje a Bebeto y Mauro Silva?

Lo dijo también Idiakez. Para los nuevos es llenarte de deportivismo. La verdad que me sorprendió mucho, porque yo el Teresa Herrera lo conocía y vivirlo desde dentro fue muy emotivo.

¿Qué se ha encontrado en el Fabril?

No conocía a muchos porque yo soy de 2002 y con los juveniles que hay ahora no coincidí. Los vi en Mareo el año pasado contra el División de Honor y el nivel me sorprendió. Podemos hacer muy buena temporada. Óscar [Gilsanz] es también muy cercano y sabe distinguir muy bien a la persona del futbolista. Eso es de lo que más valora un jugador, al menos yo, que cuando toca entrenar las risas se quedan fuera, pero también hay que saber llevar al equipo.

El fin de semana pasado contra el Rayo Cantabria encajaron una goleada, ¿todavía tienen que pagar un peaje por la juventud o la inexperiencia en este arranque de temporada?

Las categorías están por algo. Aunque seamos jóvenes o no tengamos esa experiencia de otros, tenemos que sacar nuestras fortalezas. El Rayo Cantabria nos pasó por encima sin saber muy bien por qué. Yo creo que es porque saben cómo es la categoría, lo que te vas a encontrar, cómo plantean los equipos los partidos... Creo que hay mucha más diferencia de Tercera a Segunda RFEF, que de Segunda RFEF a Primera RFEF.

Su carrera está marcada por el tumor que sufrió en 2019, ¿ya puede ver con perspectiva todo lo que tuvo que afrontar siendo tan joven?

Siempre digo que realmente nunca fui consciente de lo que estaba pasando. Muchas veces miraba solo por el fútbol, lo que más me preocupaba era volver a jugar y no pensaba en todo lo que conllevaba. Viéndolo con perspectiva y conforme pasa más el tiempo me voy dando cuenta de todo lo que fue.

¿Su preocupación principal entonces era volver a jugar al fútbol?

Sí. Mi entrenador de esa época siempre me lo recuerda. A él cuando se lo dijeron se quedó en shock y cuando me llamó mi mayor preocupación era volver a jugar. Era mucho más joven y al final un niño lo que quiere es jugar. Llegó un momento en el que pensé que no iba a poder, porque después de las primeras pruebas no se sabía muy bien lo que tenía. En el Sporting me dijeron que hasta que no se supiera lo que era no iba a poder jugar. En la siguiente revisión que pasé se vio que el tumor había crecido algo y que la mejor opción era quitarlo. Siempre digo que todo pasa por algo y yo estoy seguro de que ese tumor había crecido porque había que quitarlo.

¿Cómo fueron esos más de 500 días sin poder jugar?

Tuve la suerte, por así decirlo, de que me pilló la pandemia de por medio y paró todo el mundo, pero los primeros meses lo pasé muy mal. Después de la pandemia todo fue mejor, entre enero y abril [de 2021] estuve yendo a Mareo a recuperar. Al principio no lo entendí porque me quitaron lo que más quería, que era el fútbol.

¿En parte ese cambio que buscaba saliendo de casa también viene motivado por eso, por empezar otra etapa?

Está claro. Nunca fui muy consciente de lo que realmente era, pero viéndolo con perspectiva todos asimilamos muy rápido las cosas. Si no me hubiese pasado nada, igual llevaría 15 años jugando al fútbol, todos los días igual. Eso fue como un chute de energía para saber valorar todo el día a día.

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