Constantino Fernández (A Coruña, 1966) se muestra tranquilo e ilusionado a pocos día de que su gran apuesta personal, la consultora Altia, dé el salto al Mercado Alternativo Bursátil (MAB). La compañía coruñesa especializada en servicios TIC (Tecnología de la Información y la comunicación), que cuenta con una importante cartera de clientes -entre ellos, las cajas gallegas, el Banco Pastor, R o Citroën-, se convertirá el día 1 de diciembre en la primera firma de Galicia en cotizar en la Bolsa alternativa, si la inestabilidad de los mercados no lo impide.

-¿La situación de los mercados financieros podría afectar a la salida de Altia al MAB?

-Podría afectar, pero esperamos que no. Estamos dispuestos a entender las circunstancias del mercado, pero con un límite. Si no saliésemos ahora se nos complicarían muchas cosas. Somos una empresa orientada a ejecutar los proyectos, no tenemos mucha estructura para relacionarnos con inversores. Por otra parte, un retraso te bloquea operaciones o alguna compra y es posible que esas operaciones no esperen por nosotros. El MAB no debería ser tan sensible a los movimientos generales. Ahí tienes que apostar por un proyecto en expansión y que pueda multiplicarse por números enteros, por cuatro o por cinco, pasados unos años, algo que no ocurre en el Ibex-35.

-¿Por qué han decidido dar el salto ahora?

-Porque coincidió. La primera vez que alguien nos habló del MAB fue precisamente el 1 de diciembre de 2008, así que si finalmente salimos el próximo día 1 se hace la operación dos años después. A partir de ahí fuimos dando los pasos necesarios y hemos llegado ahora.

-Entonces, les pilló la crisis por el camino.

-No hemos estado pendientes del entorno financiero, no teníamos problemas de dinero y nos hemos fijado más en aspectos cualitativos. Es verdad que ahora el entorno que vivimos puede que castigue un poco la valoración, pero la ilusión y la visión de la utilidad de toda esta operación está en otras cuestiones: en multiplicar el proyecto, en reforzar la percepción que tienen de ti los clientes, en entrar en contacto con inversores y con intereses de otros territorios... Puedes renunciar a algo en un momento dado pero el hecho de hacer la operación rápido te permite ganar alguna otra cosa pronto.

-¿La apuesta por un crecimiento cualitativo es lo que les llevó a apostar por el MAB en vez de otras formas de financiación más seguras?

-Sí, claramente. Teníamos otras maneras de conseguir la financiación, y tampoco necesitábamos hacerlo ahora exactamente, pero el interés es, fundamentalmente, cualitativo. Queremos ganar notoriedad y relevancia, desde el punto de vista de cómo te pueden percibir clientes actuales para hacer proyectos más grandes o los nuevos clientes. Tener una valoración de la empresa nos proporciona un mecanismo nuevo para comprar empresas, pagar parcialmente esas propias empresas, un mecanismo nuevo para fidelizar a personas, para remunerar a directivos, para vincular a personas a la ilusión del proyecto y también nos ayuda a mejor en transparencia. Es una operación vinculada al largo plazo no de especulación ni obligada porque necesite tapar un agujero para pagar las nóminas de enero.

-¿Cómo han acogido los inversores el proyecto?

-Muy bien. Va a haber más demanda que oferta. En ese sentido no habrá ningún problema con la colocación, el problema pueden ser los precios que marquen los institucionales. Está teniendo una buena acogida entre los posibles inversores, pero este proyecto hay que creérselo. Si lo que uno busca es ver si sube un poco o baja tanto, es mejor invertir en Telefónica, que ahora estará muy barato, en el Banco de Santander u otros valores y así si se necesita el dinero rápidamente puedes hacerlo líquido. Uno de los problemas que tiene el MAB es que la liquidez es más limitada que en otros mercados, eso es obvio.

-Altia quiere adquirir una o dos compañías españolas en 2011. ¿Estudian también la internacionalización?

-La internacionalización no la hemos planteado en estos momentos como plan. Hemos hecho proyectos fuera, en Holanda, en Inglaterra, en Puerto Rico, en Costa Rica en Francia y hemos montado una sociedad en Portugal, pero estamos casi explorando el terreno. Aprovechamos casos concretos y puntuales, pero en este momento la estrategia pasa por hacerse más fuertes y coger más músculo en España. El discurso de la internacionalización está muy de moda pero no se puede tomar a la ligera, para eso hace falta dinero. Muchas veces se mezclan los conceptos, porque una cosa es lo que tenga hacer el BBVA o Inditex y otra es empujar a todo el mundo a hacerlo.

-Solo 10 compañías cotizan, de momento, en el MAB. ¿Es una ventaja o un inconveniente?

-Esto está empezando, sé que hay más operaciones iniciadas. Nosotros empezamos cuando aún no estaba la primera y eso nos dio cierta ventaja, pero seguirá creciendo y eso es bueno para todos porque hará que los inversores miren hacia el MAB continuamente en vez de fijarse en él sólo de vez en cuando. En España hay mucha gente que quiere apoyar estos proyectos y dispuesta a invertir.

-¿Qué esfuerzos supone dar el salto al MAB para una empresa como Altia?

-El cambio formal grande fue convertirnos en sociedad anónima, con un consejo de administración, y hemos incorporado a un consejero independiente, que es Luis María Huete, una autoridad en el management que está en contacto con las grandes empresas del Ibex-35. Le estoy muy agradecido porque será uno de los inversores de Altia y por apostar por un proyectos de una empresa gallega de tecnología, ya que, al fin y al cabo, esto no es Silicon Valley. Luego sólo tuvimos que ponerle una caja de cristal a nuestras cuentas, que ya eran muy claras. Conlleva unos costes que tampoco son muy altos, aunque es más caro que si te vas a una financiación normal.

-¿Los costes y todos ese proceso cree que frena a otras empresas a la hora de dar el salto?

-Espero que no porque el salto compensa. Confío mucho en el MAB y creo que ser un escenario natural para empresas medianas en expansión, una gestión transparente y de calidad donde la gente pueda entrar y participar.

-Serán la primera firma gallega en el MAB, ¿esperan convertirse en un referente?

-Sé que otra empresa gallega quiere salir en diciembre o enero al MAB y eso es bueno. Galicia necesita proyectos empresariales que traten de salir a por los mercados y que generen ilusión y que no se dejen intoxicar por estos mensajes de que todo va mal. Por eso apruebo las ayudas de la Xunta para los particulares gallegos que quieran invertir en compañías gallegas que coticen en el MAB y las ayudas del Igape para abordar este tipo de estudios y planteamientos. Creo que los gallegos y los coruñeses somos capaces de construir muchas cosas desde aquí y de estar en la primera línea en muchos aspectos, porque existe materia prima, pero sin cerrarle puertas a nadie.

-¿Qué falla en Galicia para que no cese la fuga de cerebros?

-Esa es mi gran lucha. Cuando tenga dinero sacado de este proyecto, porque ahora está todo ahí, también me gustaría invertir en otros. Estoy viendo algunos emprendedores TIC de Galicia que tienen cosas muy interesantes y estoy valorando la posibilidad de empujarlos porque, si no, proyectos de gente de Galicia francamente interesantes los condenamos a que acaben en un cajón para que se olviden de ellos o que echen currículos y se vayan a trabajar a Inglaterra o a Madrid. Al final, solo les dejamos ejercer la galleguidad en verano cuando vienen de vacaciones.