El Parlamento alemán (Bundestag) dio luz verde ayer por amplia mayoría para que el Gobierno de Angela Merkel negocie un tercer rescate para Grecia, opción presentada por la canciller como la única alternativa posible para evitar que el país heleno caiga en "el caos y la violencia" y también como "una muestra de solidaridad europea nunca vista". La votación en el Bundestag dejó ver, no obstante, que existe un creciente malestar en las filas del grupo parlamentario de Merkel por la posición alemana ante el problema griego. Un total de 65 democristianos votaron en contra y otros 5 se abstuvieron.

Esos números equivalen a que el 2% del grupo formado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán) y su socio Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) se rebeló contra el criterio del gobierno. Es una manifestación de rechazo más intensa que la observada en debates anteriores, cuando el número de parlamentarios disidentes había rondado la treintena.

El inicio de las negociaciones para un tercer rescate de Grecia pasó estos días el filtro de los parlamentos de cinco estados del euro cuya legislación lo requiere, pero el debate de mayor calado era el que se esperaba en el Bundestag. En caso de acuerdo con Atenas, a Alemania le tocará exponer una aportación superior a 23.000 millones de euros, el 27% del total, si se confirma además que la cuantía del rescate rondará los 86.000 millones.

Merkel abrió el debate pidiendo a los parlamentarios que se imaginaran por un momento en Alemania colas de jubilados desesperados ante los bancos cerrados para cobrar una pensión de 120 euros semanales, en alusión a las limitaciones que supone el corralito financiero decretado por Atenas para evitar la quiebra de los bancos. Esa imagen, afirmó la canciller, da una idea de la "dramática" situación vivida durante el último fin de semana y de cuánto se jugaban Grecia y los líderes de la Eurozona cuando se reunieron en su cumbre de Bruselas. Sobre la mesa, expuso Angela Merkel, había solo tres alternativas: el "duro" acuerdo alcanzado, vulnerar los tratados para aliviar a Atenas o dejarla caer y que se "desangrara". "No solo hemos decidido sobre Grecia, hemos decidido por una Europa fuerte y una Eurozona fuerte", recalcó.

La canciller hizo responsable al primer ministro griego, Alexis Tsipras, de la situación económica del país. Subrayó que, tras una breve vuelta al crecimiento a finales del pasado año, el Producto Interior Bruto (PIB) ha vuelto a los números rojos.

Merkel agradeció expresamente ante el Parlamento la labor de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien recibió un prolongado aplauso. Schäuble, que encarna las tesis más "duras" dentro del Gobierno alemán, insistió en que una quita de la deuda griega está descartada y advirtió de que la zona euro tiene todavía "una tarea extraordinariamente difícil".

La aprobación del tercer rescate de Grecia, una vez negociado, tendrá que volver a ser ratificado en Berlín. El inicio de las conversaciones fue avalado ayer con 439 votos a favor, 119 en contra y 40 abstenciones. Se abstuvieron los Verdes y el partido izquierdista Die Linke. Los socialdemócratas del SPD, que comparten el gobierno con los democristianos, votaron a favor, con una excepción relevante: Peer Steinbrück, exministro y candidato a la cancillería en 2013, que se opuso.

Los parlamentos de Estonia y Letonia también respaldaron ayer la negociación con Grecia.