Antón Arias Díaz-Eimil (A Coruña, 1961) es un constructor atípico. Estudió Sociología en la Complutense a principios de los ochenta, cuando tendía ideológicamente a la izquierda y pensaba hacer carrera universitaria como docente e investigador. De hecho, entre 1985 y 1986 estudió un máster (MSC) en la London School of Economics, pero se decantó por el mundo empresarial por un "compromiso familiar" temporal, como él mismo explicó en una entrevista, y ese impasse dura ya más de treinta años. Su padre fundó Arias Hermanos Construcciones en 1955, una empresa familiar que combinó la edificación civil con la obra pública, área en la que se hizo fuerte antes de que estallase la crisis. La firma familiar -de la que Arias fue consejero delegado y presidente- dejó de serlo en los últimos años, después de que los Arias perdiesen el control accionarial. Desde 2015, sesenta años después de su fundación y tras un profundo ajuste laboral, pasó a denominarse Arias Infraestructuras.

Según el registro mercantil, Antón Arias mantiene su vinculación como consejero delegado solidario de la firma que lleva su apellido, a la que sin embargo llevó a los tribunales por un despido que consideraba irregular. Combina este cargo desde 2014 con el de consejero delegado de Mynhor Morteros y Hormigones del Noroeste, empresa de la que es consejero y vicesecretario; los mismos cargos que ostenta en Patrimonio y Gestión Arca SL. Es además vicesecretario de Promociones Marineda.

Arias es más de waterpolo que de fútbol, tiene tres hijos y es crítico con los polvos que generaron el lodo de la crisis del ladrillo, también con los personajes poco profesionales de los que se llenó el sector en tiempos de vacas gordas. De carácter afable pero tímido, quienes le conocen valoran su talante negociador.

Fue representante de los constructores coruñeses durante quince años, otros cuatro de los gallegos y lleva más de una década como consejero de la Confederación Nacional de la Construcción. En 2005 entró a formar parte como miembro del pleno del Consello Económico e Social de Galicia y del Consello Galego de Relacións Laborais. El también vicepresidente de la Confederación de Empresarios de A Coruña y hombre de Fontenla tiene una innegable trayectoria asociativa que lo respalda como candidato. Otra cosa es que sea suficiente para generar un consenso de partida muy complicado por las tensiones provinciales. El constructor que quería ser docente va a tener que aplicarse para el examen que pasará si es el elegido.