Galicia vive un doble papel en la industria de la automoción. Por un lado es la tercera comunidad autónoma que más vehículos produce de todo el país, pero este impulso en el sector de la automoción no se traslada a las cifras de ventas. Estas, además de ser más escasas que en otros territorios, se canalizan, principalmente, a través del mercado de segunda mano. Solo entre los meses de enero y mayo se comercializaron un total de 42.238 vehículos de ocasión en la comunidad gallega, una cifra que casi triplica a las 14.882 matriculaciones de automóviles nuevos que se registraron en ese mismo periodo.

El canal de ventas de segunda mano, lejos de perder fuelle, pisa el acelerador en los cinco primeros meses del año. Crece un 15,9% en lo que va de año, frente al incremento del 11,5% que registran las matriculaciones de turismos nuevos en el mismo periodo. Ni la mejora de la situación económica ni la avalancha de compras hasta antes de septiembre por el temor de los consumidores al nuevo registro de emisiones que entra en vigor y que amenaza con disparar el precio y los impuestos de los vehículos logran el estímulo necesario sobre las ventas de vehículos a estrenar, que ven cómo su parte de la tarta continúa menguando.

El mercado de la automoción está más orientado hacia los coches de ocasión en Galicia que en el resto de España. Estos representan el 74,4% del total de ventas en la comunidad, doce puntos más que la media estatal, que se sitúa en el 62%. De hecho, solo en otras tres comunidades hay una mayor propensión hacia los vehículos ya usados. Se trata de Extremadura (suponen el 78,9% del total de compras), Castilla-La Mancha (75,2%) y Castilla y León (74,6%). En el lado contrario se sitúan comunidades autónomas como Madrid, donde los vehículos de ocasión pierden su pulso ante los nuevos y suponen solo el 38,3% del total.

Coches más antiguos

El elevado peso de los vehículos de segunda mano supone una losa, además, sobre uno de los principales retos del parque de automóviles gallegos: su renovación. La antigüedad media de los vehículos de los gallegos ronda ya los 13 años y uno de cada cinco ya supera los 20 años. Esta situación tiene un impacto doble. Además de suponer un lastre sobre la seguridad vial -se pierden algunos de los adelantos que han comenzado a equipar los coches en los últimos años-, los vehículos más antiguos registran mayores niveles de emisiones contaminantes.