El rechazo de la patronal de fabricantes es "de plano". Una norma que critican por su contenido, pero también por los plazos "acelerados". Va, en opinión de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), en contra del principio de neutralidad tecnológica "defendido al máximo" por la UE. "La industria está totalmente comprometida con la descarbonización del parque automovilístico", asegura el vicepresidente ejecutivo de la organización, Mario Armero, que reclama una transición "ordenada, justa y rentable, desde el punto de vista social y económico". Por eso Anfac tampoco comparte la medida de desterrar los incentivos que favorezcan el consumo de combustibles fósiles desde el momento mismo de la entrada en vigor de la norma. Algo, apunta la asociación de fabricantes, que dejaría en el aire los planes de apoyo al vehículo alternativo -los híbridos, por ejemplo, necesitan carburantes convencionales- "al tiempo que se discrimina una tecnología eficiente frente a otras".

Ante la oleada de protestas de la automoción, la ministra de Industria, Reyes Maroto, defendió que la propuesta del Gobierno plantea "un horizonte prudente" para lograr una transición "ordenada" hacia el vehículo eléctrico, por lo que lanzó un mensaje de "tranquilidad" al sector. La ministra destacó que la industria de la automoción también está "comprometida" con el desarrollo del vehículo eléctrico.