Casi 700 empleados de A Coruña y Avilés luchan a estas horas contra el reloj para evitar el cierre de sus fábricas. En realidad las factorías pertenecen a la multinacional norteamericana Alcoa desde 1998, pero ellos las consideran suyas porque ahí, en Aluminios, como se llamaba antes, como se llamó siempre, también trabajaron sus padres y abuelos. Hasta la fecha se han resistido a discutir el despido colectivo planteado por la empresa en octubre porque consideran que entrar en esa negociación constituye sellar el cierre de las plantas. Están convencidos de la viabilidad de las mismas y reclaman que el antiguo propietario, el Gobierno, acompañe las buenas palabras pronunciadas hasta la fecha con mejores soluciones.

Pero la lucha de los 700 de Alcoa va más allá: es la metáfora de cualquier industria abocada a la resistencia, como Ferroatlántica primero, Meirama después y As Pontes más tarde. No hay más que ver la convocatoria efectuada a través de las redes sociales en la que los protagonistas de este relato invocan un viejo principio proletario: trabajadores del mundo, uníos. "Queremos hacer un llamamiento a todo trabajador y trabajadora a una concentración delante del Ministerio de Industria el martes 8", solicitan un empleado coruñés y otro asturiano en el vídeo que circula por la galaxia de internet.

La de los 700 de Alcoa es una batalla laboral a la vieja usanza y rememora los tiempos en que la palabra obrero formaba parte del vocabulario habitual de la gente. De una parte, el patrón, una multinacional yanki que arribó a esta ribera en los tiempos en que el Gobierno presidido por José María Aznar hizo caja con la venta de las compañías públicas; y de otra, 700 irreductibles que se ajustan a la iconografía clásica sindical de bengalas, proclamas y quema de neumáticos. Además, ya no necesitamos a Hollywood para que haga una buena película en la que los trabajadores salven la fábrica. Tenemos a Vaca Films y a Luis Tosar, pero sobre todo se requiere que el Gobierno tome las riendas del proceso para propiciar una nueva venta. O eso, o sí se cierra.