Galicia acabó el reciente 2018 con 169.295 parados. No es el mínimo desde que acabó la doble recesión --eso sucedió en julio, un mes fuerte de contratación por el comienzo de la campaña estival, cuando había anotados en las oficinas públicas 163.412-, pero sí es el mejor cierre de un ejercicio desde 2007. En el último año el número de desempleados en la comunidad bajó un 8,5%, en 15.718 personas, y el de afiliados creció en 20.659 (2,1%). El mercado laboral, sin embargo, no se está recuperando de la misma forma ni con la mista intensidad para todos. Durante la etapa de parón se habló mucho de las consecuencias especialmente para los jóvenes y los mayores. En el caso de los primeros, el paro está cayendo con fuerza -en parte, no hay que olvidarlo, por la propia pérdida de población en esas edades-, pero no en el colectivo más cercano a la jubilación. Hay prácticamente la misma cantidad de desempleados con más de 60 años que al finalizar 2017 y son ya mayoría entre los que llevan esperando más de un año por una oportunidad de empleo.

La edad legal de retiro se sitúa en la actualidad en España en 65 años y 8 meses para aquellos que tengan cotizados al menos 36 años y 9 meses. En caso de superar ese periodo como afiliados a la Seguridad Social, pueden jubilarse a los 65 años. Hacerlo antes, que sería una opción para los parados de larga duración, implica asumir un recorte en la cuantía de la pensión en función también del tiempo que se haya trabajado y va del 1,625% al 2% por trimestre. Para fijar la cuantía, además, desde el 1 de enero de este 2019 se tienen en cuenta los últimos 22 años cotizados.

Tal es el riesgo de que los desempleados más mayores y con largas esperas en el paro en la recta final de su vida laboral acaben como pensionistas pobres, que ya el anterior Gobierno abrió el debate sobre la idoneidad de que cada trabajador escoja sus mejores años en nóminas. Aunque, eso sí, la medida en aquel momento se valoró solo para las cotizaciones más largas.

El 12,7% de los parados gallegos están por encima de esos 60 años. Un total de 21.462 tras un casi anécdotico descenso respecto a diciembre de 2017 del 0,9%, lo que demuestra la facilidad del mercado laboral para expulsar a los mayores y las enormes dificultades para reincorporarse. De ellos, 15.840 acumulan más de un año sin estar ocupados, según las cifras suministradas por la Consellería de Economía, Emprego e Industria al Instituto Galego de Estatística (IGE). Por primera vez son el grupo de edad más numeroso entre los desempleados de larga duración en la comunidad: el 21,1% de los 75.076 parados que superan el año a la espera de un contrato.

Mientras el desempleo de larga duración descendió un 11,4% en general en Galicia, entre ellos la disminución fue de solo el 3,1%. Sobre la cuerda floja caminan otros 14.846 parados con más de un año en blanco y que tienen entre 55 y 59 años, edades igualmente difíciles tal y como está el mercado laboral para volver.

El Gobierno dará 1.300 euros anuales durante cuatro ejercicios a las empresas que contraten a parados de larga duración, según figura en una disposición adicional del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para este año. El importe ascenderá a 1.500 euros brutos anuales durante cuatro años cuando sean mujeres. Podrán beneficiarse de esta bonificación los empleadores que contraten indefinidamente a personas desempleadas e inscritas en la oficina de empleo al menos 12 meses en los 18 meses anteriores a la contratación.

Si el contrato se celebra a tiempo parcial, las bonificaciones se disfrutarán de manera proporcional a la jornada de trabajo pactada en el contrato. En este sentido y para que finalmente pueda aplicarse el correspondiente incentivo, las empresas deberán mantener empleado al trabajador contratado al menos cinco años desde la fecha de inicio de la relación laboral. También, deberá mantener el nivel de empleo en la empresa alcanzado con el contrato durante, al menos, dos años desde la contratación.