Primero fueron las factorías de A Coruña y Avilés (Asturias), y ahora los nubarrones se ciernen sobre la de San Cibrao (Cervo, Lugo). La multinacional Alcoa ha puesto también en cuarentena la continuidad de esta tercera planta al entender que el nuevo estatuto del consumidor electrointensivo, con el que el Gobierno quiere revertir las crisis desatadas en la propia Alcoa o Ferroatlántica, no es suficiente. "Si las medidas se limitan a lo que recoge el borrador del estatuto, ponen en riesgo la viabilidad de la planta de aluminio de San Cibrao, que es la única instalación que mantiene la producción de aluminio primario en España", expusieron fuentes de la compañía al diario Expansión. En Lugo cuenta con 1.200 trabajadores, el doble prácticamente que en las plantas de A Coruña y Avilés.

Las instalaciones de Arteixo se dedican a la producción de alúmina, un producto intermedio a partir de la bauxita, mientras que las de Cervo transforman la alúmina en aluminio primario. La evolución de los mercados internacionales de la alúmina y del aluminio no están siguiendo patrones parejos y el contexto se está volviendo más favorable para la producción de alúmina que para su transformación en aluminio primario mediante electrólisis, un método muy intensivo en consumo y costes energéticos.

La revalorización de la alúmina -junto con el alza del precio de la electricidad desde mayo- estrecha los márgenes si la cotización internacional del aluminio no permite absorber esos sobrecostes, lo que se ve agravado por la vetustez de las plantas que Alcoa quiere cerrar, en parte como consecuencia de que la multinacional no acometió en ellas inversiones modernizadoras.