A mediados de 2014 el barril de Brent, el indicador de referencia en Europa para el precio del petróleo, llegó a superar los 100 dólares. No duró demasiado; la irrupción del fracking hundió su cotización y propició la proliferación de un reclamo suculento: el litro de combustible por debajo del euro. Que tampoco duró mucho tiempo. Ahora el Brent acumula ya un incremento interanual del 32%, empujado por los recortes de producción de los saudíes, y los carburantes van a registrar esta Semana Santa su mayor precio de los últimos cinco años.

En concreto, el litro de gasóleo „que utiliza casi el 70% del parque móvil gallego„ se ha encaramado hasta los 1,283 euros, y el de gasolina de 95 octanos, hasta los 1,356 euros. Con estos precios llenar el depósito „uno medio, de 55 litros„ costará algo más de cinco euros por encima que la pasada Semana Santa. Si se compara con la de 2016, cuando el barril de petróleo estaba por debajo de los 50 dólares, el sobreprecio supera los doce euros.

Con la unificación a nivel estatal del llamado céntimo sanitario, el mapa del coste de los carburantes ha cambiado de forma significativa. Galicia ya tenía el impuesto en su nivel más alto, de 4,8 céntimos por litro, de modo que ha desaparecido el efecto frontera que existía con las comunidades que, como Castilla y León, no lo aplicaban. Eso sí, el precio de los combustibles sigue en territorio gallego por encima de la media nacional, que marcaba ayer los 1,258 euros en el caso del diésel. En términos relativos es una diferencia del 2%, que prácticamente es nula en caso de la gasolina. Aunque sigue tratándose de un producto reclamo y hay más de 260 estaciones de servicio en España „al margen del archipiélago canario, con un sistema diferente de tributación„ con el litro de gasóleo por debajo de los 1,15 euros; ninguna de ellas está en Galicia, según los datos actualizados del Ministerio para la Transición Ecológica. El grueso de estas gasolineras low cost pertenecen a hipermercados o a compañías independientes.

Existen también notables diferencias si se comparan los precios por ciudades. En A Coruña, por ejemplo, el litro de diésel cotizaba ayer de promedio a 1,254 y en Vigo a 1,305 euros, ligeramente por encima de Madrid, casi siete céntimos más cara que en Valencia y otros tres que en Barcelona. Pero sin los chollos que antes de la unificación del céntimo sanitario se podían encontrar en Castilla y León; en Zamora el litro de gasóleo se pagaba a 1,287 euros, prácticamente al mismo umbral que en Ourense. Aquella diferencia entre ambas provincias causó grandes pérdidas de volúmenes de venta a las estaciones ourensanas, según denunciaron desde la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes), que siempre atribuyeron al céntimo sanitario el sobrecoste que asumieron los gallegos durante los últimos cuatro años. También se ha producido un vuelco de precios entre las dos vías que vertebran la comunidad gallega de norte a sur. Si hace un año eran las estaciones de la autopista AP-9 las que cobraban hasta un 2,5% más que la media por el litro de diésel, ahora han sido reemplazadas por muchas de las que se sitúan en los márgenes de la N-550. La quincena de estaciones „con precios actualizados a fecha de ayer en la plataforma del Ministerio para la Transición Ecológica„ marcaban una media de 1,303 euros el litro, tres céntimos por encima del promedio de las de toda la comunidad. Para encontrar el surtidor más económico de Galicia hay que descender al puesto 383 del ranking de precios nacional, y pertenece a una estación independiente de A Coruña (1,149 euros el litro). En Pontevedra se ubica en Vilagarcía (1,159 euros/litro); la más barata en la provincia lucense está en Portomarín (1,18 euros), muy lejos del precio mínimo de las ourensanas (en Barbadás, a 1,239 euros el litro).