La situación procesal sigue complicándose para del exministro de Economía y exdirector general del FMI Rodrigo Rato, actualmente en prisión en cumplimiento de la condena judicial por el caso de las tarjetas opacas de Bankia. En el juicio por la salida a Bolsa de esta entidad financiera la Fiscalía Anticorrupción expuso ayer, en sus conclusiones finales, que la colocación en el parqué de este conglomerado financiero resultante de la fusión de siete antiguas cajas de ahorros no fue un error empresarial, sino "una de las mayores estafas conocidas en España por su cuantía, número de perjudicados e impacto en la economía" y que fue impulsada de forma consciente por los acusados para mantener sus puestos y privilegios.

En su escrito final, el ministerio público amplió su acusación y al delito de estafa sumó el de falsedad contable. A su juicio, las cuentas de BFA de 2010 y las de BFA y Bankia del primer trimestre de 2011 fueron adulteradas. La fiscal Carmen Launa cargó en su escrito contra los gestores pero pidió la absolución para Bankia, BFA y Deloitte. También vio defectos de actuación en el Banco de España pero no responsabilidades. "En este juicio no se han valorado errores de gestión empresarial porque no son nuestro cometido", dijo, sino "una de las mayores estafas, en la que se volatilizaron los ahorros de millones de personas y se produjo el mayor rescate financiero de nuestra historia".

Según la Fiscalía Anticorrupción, la entidad salió a Bolsa con una sobrevaloración ficticia y una imponente campaña de publicidad para atraer inversores y luego mantuvo la ficción de la viabilidad de la matriz. A su juicio, todo fue una táctica de los gestores (que encabezaba Rato) para mantener sus puestos y privilegios.