Alu Ibérica, Celsa, Ferroatlántica, Ferroglobe, Alcoa, Megasa... la industria intensiva en consumo eléctrico (electrointensiva) sostiene 5.000 puestos de trabajo en Galicia, la gran mayoría en la provincia de A Coruña, según los cálculos de la Xunta. Estos empleos se han visto amenazados por el alto coste de la energía y su inestabilidad en España respecto a otros países europeos. Un marco eléctrico estable y con precios competitivos es lo que reclama la patronal electrointensiva para mantener la producción y la plantilla. El Estatuto del Consumidor Electrointensivo que el Ejecutivo de Pedro Sánchez prometió aprobar el pasado abril aspiraba a lograr ese objetivo, pero el documento quedó en el cajón a la espera de que se constituya un Gobierno con plenitud de funciones. La gran industria espera con urgencia que se produzca una investidura para lograr la ansiada rebaja de la luz industrial.

"Los industriales electrointensivos pedimos políticas industriales y energéticas coherentes y coordinadas que permitan a la industria una transición energética justa que mejore su competitividad. Reclamamos un suministro eléctrico competitivo, estable y predecible, como el de franceses y alemanes, que es más de un 30% más barato", reclama el director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), Fernando Soto. El representante de la patronal electrointensiva considera que para potenciar esa industria "se debe reducir ese diferencial y para ello el Gobierno debe aprobar con urgencia un Estatuto del Consumidor Electrointensivo con medidas y dotación presupuestaria que lo garanticen".

La redacción final del estatuto electrointensivo todavía es una incógnica y preocupa al sector, aunque su aprobación es un clamor compartido. El borrador que el Gobierno presentó en marzo decepcionó por igual a patronal y sindicatos y desencadenó un aluvión de alegaciones. Las de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) impidieron aprobar en texto antes de las elecciones del 28 de abril. Después, el bloqueo político dejó la iniciativa a un lado. El Gobierno alegó que la aprobación no era posible estando en funciones, pero aseguró que el texto está preparado para ir al primer Consejo de Ministros en cuanto haya investidura.

La gran industria espera que esta regulación dé más estabilidad a las empresas (hasta ahora las primas eléctricas se reparten a tan solo seis meses vista y mediante un sistema de subasta que dificulta la previsión de costes) y que consiga rebajar su factura de la luz.

También la Xunta presentó alegaciones en primavera. En precampaña electoral, el mes pasado, divulgó además su propia propuesta de estatuto electrointensivo para buscar una "reacción" del Ejecutivo central. La Cámara autonómica refrendó el texto con el apoyo de todos los grupos y la única abstención del PSdeG, ante una iniciativa que pretende servir como "un sistema de apoyo a la industria electrointensiva" que reduzca la tarifa eléctrica actual a los "35 euros el megavatio por hora para competir en igualdad de condiciones con el resto de Europa", eliminar el céntimo verde a las factorías (por la contaminación) o incrementar las ayudas por compensación de costes de emisión del CO2 que los populares califican de "insuficientes".

Del nuevo marco eléctrico que establezca el Estado dependerá el futuro de la fábrica de aluminio de Alcoa en San Cibrao, la de la siderúrgica Megasa en Narón, la de Celsa Atlantic en A Laracha o las plantas de ferroaleaciones de Ferroatántica en Cee-Dumbría y de Ferroglobe en Sabón. Pero también será decisivo para que Parter reactive o no la electrólisis en Alu Ibérica LC, la antigua fábrica de Alcoa en A Coruña. El plan de negocio del inversor suizo señala que la producción de aluminio primario (que requiere un gran chute de energía) "necesita precios de la electricidad por debajo de los 40 euros por megavatio-hora (MWh)". El empleo en A Grela solo está garantizado hasta dentro de año y medio. Después dependerá de si funciona la electrólisis y de la rentabilidad de la producción de aluminio secundario (fundición) en la que se centra por ahora.