La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, afirmó recientemente que el avance de las nuevas tecnologías no haga olvidar a los bancos que el 20% de los españoles no utiliza habitualmente el canal online para gestionar sus finanzas y prefiere los medios tradicionales.

En la parte opuesta están los jóvenes de 20 a 34 años: el 79% consulta los movimientos de su cuenta bancaria a través del móvil „ligeramente más las mujeres (80%) que los hombres (77%)„ y el 15% lo hace con el ordenador o la tableta, según la Encuesta Funcas a millennials divulgada el pasado 18 de diciembre. Al contrario que sus abuelos, no van a la oficina y cada vez menos al cajero. El 55% paga con tarjeta, mayoritariamente de débito, el 23% paga tanto con tarjeta como con efectivo y solo el 22% lo hace únicamente en efectivo.

Pero la digitalización, según la subgobernadora del Banco de España, podría llevar a que "algunos bancos lleguen a perder el contacto con la clientela". Y eso, la atención personal "de toda la vida", es precisamente lo que demandan los mayores a las entidades financieras, tal como sostienen los ocho testimonios coruñeses que figuran a continuación.

Juan Carlos Vázquez, comerciante, 59 años. "Mi madre tiene la necesidad de ir personalmente a su banco de toda la vida a ver la cuenta. El problema es que la sociedad en general, y dentro de ella las entidades financieras, ignora a los mayores, precisamente a las generaciones más sacrificadas".

Tucho Barros, jubilado, 70 años. "Aún conservo la hucha de la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña y Lugo. Se la daba a los recién nacidos con 25 pesetas y así abrías la cuenta y la cartilla de ahorros. La lealtad de una familia durante tantas décadas creo que no se paga con dinero, por eso ahora me indigno cuando te cobran comisiones por todo. Para mi madre el banco nunca dejó de ser la caja".

Copi Roque, jubilada. "Cuando los mayores van a cobrar la pensión, algunos bancos te dicen que solo puedes retirar a partir de 600 u 800 euros, por lo que a los mayores no les queda más remedio que hacerse con una tarjeta electrónica „con un cargo anual al igual que cobran por el mantenimiento de la cartilla„. Contra esto tenemos que alzar la voz todos los mayores. Yo todavía me defiendo pero debo ayudar a mi madre. Los bancos son un negocio más y solo piensan en generar dividendos y convencerte con grandes campañas publicitarias de todo lo contrario: que es un familiar o un gran amigo a quien acudir para encontrar ayuda financiera".

Luis Longueira, jubilado, 74 años. "Mi madre tiene 96 años y necesita ver la cartilla porque ni siquiera se fía de mí. Recientemente me pasó el siguiente caso: mi madre me pidió 400 euros pero en ventanilla solo me dejaban retirar a partir de 601. Entonces solicité 601, me quedé con el dinero para mi madre, reingresé el resto y actualicé la libreta en la máquina. ¿Una tarjeta para mi madre? Pero si la gente mayor no sabe si la introduce al derecho o al revés, imagina con un móvil. Ellos quieren retirar el dinero dentro del banco. El principal problema es que tienen miedo a que desaparezca la libreta".

José Luis Ríos Varela, jubilado, 74 años. "Por mucho que avance la sociedad digital, no le puedes sacar la cartilla a la gente mayor, sería una barbaridad. Yo los veo con una tarjeta en el cajero automático, sin saber qué hacer, y les tienes que ayudar".

Marita Gago, empresaria. "Es increíble lo que hacen los bancos con los pensionistas, muchos de los cuales no están preparados para la banca digital. Nuestros mayores quieren ver todos sus movimientos reflejados en la cartilla de toda la vida. En un cajero tienes que realizar diferentes operaciones que son complicadas para la gente mayor, ya sea porque no ven bien los números de la pantalla o porque tienen miedo a que los vigilen para robarles. Muchas veces tienes que ayudarles, sobre todo cuando cobran la pensión. La banca de antes trataba mejor al cliente, hoy solo quieren reducir personal y ganar más".

Ricardo Sanjurjo, jubilado, 74 años. "Tengo la cuenta en una sucursal en Pontedeume y si pago un recibo en otra agencia de la misma entidad me cobran 6 euros por la transferencia".

Ramón Isasi, jubilado. "Cuando yo trabajaba como bancario, mandaba el cliente. Hubo una época en que me destinaron a Vigo. Recuerdo al cura de Matamá: traía una bolsita con dinero para cada santo. El auxiliar de caja hacía los ingresos en las cuentas de San Pedro, patrón del barrio, Santa María, San Antonio y San José. Ahora manda la señora Botín y a mí no me da la gana de utilizar la banca electrónica porque soy solidario con los mayores. Soy cliente preferente y sigo con la libreta. Innovación sí, pero respeto a todo el mundo también. La tecnología no puede estar por encima de las personas. Ya hay oficinas con cajero y sin personal para ahorrar costes".