En torno a un millar de personas volvieron a concentrarse desde las 20.30 horas de ayer en la plaza del Carmen de As Pontes para demandar una "transición justa" y que no se ejecute un cierre "abrupto" de la central térmica que tiene en la localidad la compañía Endesa, cuya dirección solicitó al Gobierno el cese de la actividad el pasado viernes.

Convocados por el comité de crisis del que forman todos los grupos municipales con representación en el Ayuntamiento de As Pontes, sindicatos, transportistas del carbón, comité de empresa de Endesa, empresarios y comerciantes, los vecinos de la localidad y comarca volvieron a las calles para mostrar su rechazo al cierre de la planta.

En esta concentración estuvo presente el alcalde del municipio y presidente de la Diputación de A Coruña, el socialista Valentín González Formoso, que anunció que las pruebas previstas en este complejo energético con la utilización de biocombustibles se "retrasan hasta el mes de febrero para poder acometerlas ya con la reforma realizada a lo largo de los últimos años".

A continuación, indicó que Endesa "ha invertido 218 millones de euros para poder cumplir la normativa europea" y poder así alargar el funcionamiento de la planta hasta 2030, por lo que considera que se trata de "un sinsentido más".

González Formoso estimó que la central térmica resulta "viable" con la utilización de la mezcla de carbón y otros materiales, como biomasa y restos de lodos, por lo que solicitó "la colaboración de todo el mundo que tiene que ver en un proyecto de este tipo".

"Es necesario exigir y pelear por urgencias que son inmediatas, como el compromiso de recolocación a aquellos que ahora mismo tienen más dificultades, como son los camioneros y los empleados de las auxiliares", remarcó el regidor. También destacó la implicación que están teniendo todas la administraciones a la hora de buscar una solución, desde "el Ayuntamiento, la Xunta y el propio Ministerio de Transición Ecológica".

La decisión de la dirección de la energética Endesa de cerrar la central térmica pontesa, no obstante, centró ayer los ataques de los dos principales partidos, PPdeG y PSdeG, que se intercambiaron reproches acerca de la responsabilidad en el proceso.

La Xunta de Galicia, por su parte, quiere hacer "un frente común" para forzar la marcha atrás de Endesa con el cierre e insta al Gobierno central a sumarse, poniendo sobre la mesa "medidas tanto desde el punto de vista de la fiscalidad como de la retribución", según el conselleiro Francisco Conde, para hacer viable el uso de biocombustibles.

En cuanto a Endesa, ya en el comunicado con el que anunció la pasada semana la presentación de la solicitud del cierre de As Pontes, la propietaria de la térmica adelantaba su intención de ir dando salida "progresivamente" al carbón almacenado en sus instalaciones. Son, tal como informó este periódico entonces, 880.000 toneladas. ¿Mucho? ¿Poco? Pues alrededor del 20% de lo que consume en un año de buena producción. Como el de 2017, según el último informe medioambiental disponible de la central, cuando quemó 4,5 millones de toneladas. Dada la situación actual del mercado eléctrico, sin hueco térmico, no es descartable que las reservas puedan llegar a durar los 18 meses que precisará la tramitación de la clausura, como asegura Miguel Temboury, director general de Endesa Noroeste, en unas declaraciones distribuidas por la compañía. "Lo que hace prever carga de trabajo para las empresas auxiliares que desarrollan su labor en la central", apunta, en un intento claro de calmar los ánimos a los transportistas vinculados a la factoría.