La aprobación de la nueva ley del teletrabajo es cuestión de "días". Lo avanzó ayer la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Su intención es que vaya al próximo Consejo de Ministros del 22 de septiembre. Los empresarios y el Gobierno acercaron posturas tras la decisión de elevar del 20% al 30% la jornada mínima en casa para que sea considerada dentro de esta modalidad de empleo, tabla de salvación en muchos casos durante la pandemia. Un virus ha sido más efectivo que la necesidad de conciliación para dar alas a una opción de trabajo que, hasta ahora, era más bien simbólica en Galicia. Tan solo el 1,9% de los ocupados de Galicia, 21.000 personas, realizaron sus tareas desde el domicilio en 2019. La inmensa mayoría, el 78% (850.000 empleados), está en la sede de una empresa o un establecimiento. Uno de cada diez (112.000) trabaja en las instalaciones de su cliente o hace labores a domicilio. El 8,1% (88.400 personas) carece de lugar fijo porque usa un vehículo o se encarga de servicios de reparto. Las propias condiciones del puesto inciden, por tanto, en la posibilidad de teletrabajar, más en una comunidad con mucho peso del sector primario, la industria y algunos servicios como la hostelería, el comercio o el transporte.

Las estimaciones en la pandemia apuntan a que entre un 35% y un 40% de los trabajadores estuvieron en teletrabajo, lo que indica que las empresas seguirán apostando por esta alternativa como prioritaria durante lo que queda de año dada la situación de los rebrotes y la situación que puede generarse para los padres en caso de confinamientos preventivos por un positivo en el colegio de los hijos. A partir del año que viene, los empresarios gallegos consideran que se consolidará "un modelo mixto". Maica Bouza, responsable de Emprego de CCOO en Galicia, calcula que el margen dada la estructura productiva de la comunidad "es muy escaso". "Siendo muy generosos, no creemos que pase del 10%", sostiene.