La firma tecnológica noruega Hycast, filial del gigante del “aluminio verde” Hydro, ha dado un ultimátum a Alu Ibérica, con la que suscribió un acuerdo de colaboración en septiembre de 2020: o cobra en el plazo de una semana el dinero que se le debe —casi medio millón: 463.950 euros— o se borra del proyecto, aparte de emprender las acciones legales que correspondan para cobrar la cantidad adeudada. Entre tanto se resuelve el pago del dinero, Hycast suspende temporalmente todos los servicios que le había contratado Alu Ibérica, lo cual supone, a efectos prácticos, dejar las fábricas de A Coruña y Avilés desasistidas de apoyo tecnológico y congelar su pretendida modernización.

La fama de mala pagadora que ha adquirido Alu Ibérica se ha llevado por delante otros contratos con empresas suministradoras de materia prima y subcontratas de maquinaria y servicios como la limpieza o la jardinería. En medios sindicales, temen que Hycast sea la siguiente pieza en caer del castillo de naipes que levantaron los responsables de Grupo Industrial Riesgo, quienes hace un año compraron Alu Ibérica al fondo Parter Capital Partners, que a su vez adquirió las fábricas de Alcoa en 2019.

El jefe de proyectos de Hycast comunica la grave decisión tomada en una carta en la que reseña que el único pago que hizo efectivo Alu Ibérica fue el inicial: 927.900 euros correspondientes a la puesta en marcha del pretendido proyecto para convertir las fábricas españolas en polos europeos de fabricación de “aluminio verde”.

El departamento central de compras de Alu Ibérica, según asegura en una carta enviada a los proveedores de la empresa a la que ha tenido acceso este diario, ha llevado a cabo una auditoría interna, tanto de la política de compras y contratos como de la gestión de las facturas. Tras esa investigación “se han identificado prácticas contrarias a la política de compras de Alu Ibérica que podrían tener como objetivo último la desestabilización de la empresa”. La empresa aluminera llega a hablar de “prácticas fraudulentas y sabotajes” en el seno de la organización que, según da a entender la carta y junto a otros motivos de índole informático, vendrían a explicar la sucesión de impagos que denuncian las empresas acreedoras, algunos por importe de cientos de miles de euros.

“Prácticas fraudulentas”

Esas supuestas “prácticas fraudulentas” que los responsables de Alu Ibérica dicen haber detectado buscarían, según la circular enviada por la compañía aluminera, “causar una tensión financiera entre los proveedores y Alu Ibérica y, por tanto, ralentizar el normal funcionamiento de la empresa”. Dada la gravedad de esos hechos, la dirección de Alu Ibérica afirma haber encargado al departamento jurídico de la compañía “que estudie las medidas legales necesarias para defender los intereses de la empresa y llevar ante la Justicia a los responsables [de las prácticas fraudulentas]”.

A esas actuaciones, que la empresa llega a equiparar con “sabotajes”, se sumarían “algunos problemas derivados de la migración, completada el pasado mes de marzo, de todos los sistemas de gestión de facturas a una nueva plataforma informática propia que nos ha permitido trabajar de manera independiente de la red informática de Alcoa”.

Debido a ese cambio de plataforma informática, continúan explicando los responsables de Alu Ibérica, “se han producido algunas incidencias informáticas que han provocado la ralentización en el abono de algunas facturas”. Y añaden: “El departamento central de compras trabaja para que dichos retrasos se resuelvan de forma satisfactoria en el menor tiempo posible”. La plantilla coruñesa denunció en los últimos días que la fábrica está parada por falta de material.