A pesar de la quinta ola de la pandemia las expectativas económicas de Galicia son halagüeñas. La comunidad cerrará el año con un crecimiento del PIB de entre seis y siete puntos y se recuperarán los niveles preCOVID a mediados de 2022. Aunque todo este escenario está sujeto a las “incertidumbres” que genere la crisis sanitaria y a la evolución del segundo semestre de este año.

Este es el pronóstico de los responsables de Afundación, Abanca y de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) que ayer presentaron una nueva edición del estudio anual que la entidad financiera realiza sobre el estado de la economía gallega.

El director adjunto de Planificación Estratégica de Abanca y coordinador del centro de investigaciones Abanca de Ieside, Pedro Veiga, explicó que el impacto “demoledor” de la COVID ha sido “menor del esperado”. Así, valoró que el ritmo de recuperación ha sido mayor en Galicia que en el conjunto estatal y prevé, en esa línea, que a mediados del año que viene la economía se situará en niveles de PIB “similares a los previos a la pandemia”.

“Aprendimos de las anteriores crisis”, agregó Pedro Veiga, en alusión a “la importancia del sector financiero” y que hubo “volúmenes muy relevantes de crédito”, a diferencia de lo ocurrido en 2008. Asimismo, ha ayudado, a su juicio, la existencia de elevados niveles de ahorro.

Por su parte, el director gerente de Afundación y secretario general de Ieside, Pedro Otero, coincidió al apuntar a una “previsible tendencia positiva de cara al próximo semestre”, a lo que se sumará la recepción de fondos europeos. En su intervención, el investigador del estudio y miembro del Idega de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Juan Ares apuntó a un modelo productivo gallego “menos expuesto” al sector turístico como una de las razones que explican la menor caída del PIB gallego en relación al estatal.

La política de ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) “frenó” además la caída del empleo y contribuyó a mantener la tasa de paro, según expuso, después de indicar que hubo un “retroceso del proceso de convergencia con la eurozona”, pero una convergencia de Galicia respecto a España.