La noche del 22 de mayo de 2011 el nacionalista Rubén Cela se llevó las manos a la cabeza y durante cuatro días el BNG cruzó los dedos. Pero no tuvo suerte. Tan solo ocho votos provocaron que perdiese el cuarto edil que había tenido durante el anterior mandato, lo que permitió al popular Gerardo Conde Roa alzarse con una sorprendente mayoría absoluta. Fue entonces la mayoría más ajustada en un escenario urbano que en gran parte se dividía en una dicotomía de PP frente a una posible alianza PSdeG-BNG.

En A Coruña, la balanza también se decantó del lado de la gaviota con mayoría absoluta por un edil. En Lugo, donde el PP rozó el 45% de votos, sin embargo, se quedó a un escaño y ha pasado cuatro años en la oposición. Casi el 40% de los 314 ayuntamientos gallegos presentó tras la noche electoral un escenario en el que la mayoría dependía de un solo asiento en sus corporaciones. La cifra de concellos en esa situación alcanzó los 125 -38 en A Coruña, 29 en Lugo, 30 en Ourense y 28 en Pontevedra-.

Las últimas elecciones municipales parecen pertenecer a otra era política, pues en la cita del 24-M las encuestas parecen apuntar a una fragmentación política en los entornos urbanos que permitirá la entrada en los consistorios de nuevos actores, lo que abrirá más posibilidades de pactos. Además, a partir de aquel mayo de 2011 el nacionalismo aceleró su proceso de descomposición, lo que generó una división de muchos de sus grupos municipales entre fieles al BNG y quienes siguieron a Xosé Manuel Beiras en el camino de Anova.

Si Ciudadanos logra tener asiento en las corporaciones urbanas y metropolitanas ofrecerá al PP la posibilidad de establecer pactos que faciliten su investidura algo que en 2011 no tenía. Entonces, resultó un mapa electoral en el que 78 de sus 210 alcaldías dependían de un único concejal, con un reparto similar a excepción de A Coruña, donde se concentran 26 de ellas. Lugo acoge 17, Ourense otras 17 y Pontevedra, 18

Pero el partido dirigido por Alberto Núñez Feijóo no es el único al que afectan estas situaciones, a pesar de que siete de cada diez bastones de mando están en sus manos. En el caso socialista, 27 de sus regidores ostentan el poder gracias a un concejal, bien porque gozan de su mayoría absoluta por ese margen, bien porque cuentan con un aliado que les cede esa ventaja frente a un PP, en la mayoría de casos, que se queda a las puertas de la mitad más uno.

Cinco de esos casos están en A Coruña, como es Camariñas, Oroso o Negreira. Oroso, Negreira y Camariñas Otros seis se encuentran en Pontevedra, como Caldas, donde goza de mayoría absoluta por un edil, o Silleda, donde PSdeG y PP están empatados y es decisivo el que ostenta el Bloque.

Los nacionalistas salieron de aquellos comicios con cerca de una treintena de Alcaldías, ahora reducidas tras las fugas a Anova o Compromiso por Galicia. Doce dependían del estrecho margen de un solo concejal, aunque en algunos casos con algún concejal menos podría lograr un pacto con el PSdeG.