El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer, en su primera rueda de prensa en la sede central del PP en tres años, que no se plantea cambios ni en el Gobierno ni en el partido por los malos resultados de su formación en las elecciones locales y autonómicas del pasado domingo. El PP perdió en las urnas autonómicas todas sus mayorías absolutas y bajó diez puntos en voto popular en las municipales, lo que le puede costar, cuando se cierren los pactos que se están fraguando, unas 26 de las 50 capitales de provincia.

Rajoy admitió que los resultados no son los que él hubiera deseado, aunque sostuvo que demuestran que el PP "sigue siendo la opción preferida de los españoles". "Somos la primera fuerza en votos, en porcentajes, en concejales, en mayorías absolutas y también en mayorías relativas", dijo.

"La victoria del PP es incuestionable, pero también es evidente que no hemos alcanzando las mayorías que los ciudadanos nos confiaron hace cuatro años. Hemos sufrido una notable pérdida de votos y, por lo tanto, no podemos estar satisfechos. Intentar negar esto serían tan absurdo como negar que hemos ganado las elecciones", resaltó. En otro momento, llegó a decir que "lo complicado" no es lo que le ha ocurrido al PP sino lo que le ha pasado al PSOE, que ha "bajado en votos en todas partes", un "mérito" en su opinión "difícil de explicar".

Acto seguido, Rajoy se internó por el camino de la autocrítica y consideró que las urnas indican que los populares, en franco retroceso, tienen que ser "más próximos, cercanos y comunicar más con los españoles". Rajoy se mostró convencido de que cuando llegue el momento de las elecciones generales previstas para fin de año los españoles reconocerán "el esfuerzo" realizado por el Gobierno y el PP desde 2011. Y lo harán, añadió, porque los españoles han sido "partícipes de él, lo han hecho en muchas comunidades y en el Gobierno de la nación". En este punto de su comparecencia, Rajoy confirmó que mantiene su intención de ser el cabeza de cartel popular para las legislativas.

En una clara línea de aprovechamiento del principal resquicio que le dejan los resultados del domingo, el Presidente pidió que se deje gobernar a la lista más votada con "pactos estables y transparentes". "Soy partidario de la lista más votada", dijo, tras recordar que hace un año planteó una reforma de la ley electoral para plasmar este asunto, pero la aparcó porque, admitió, "no es positivo" hacer este tipo de cambios sin acuerdo. Al respecto, no quiso precisar si el PP se abstendrá en Andalucía para dejar gobernar a la socialista Susana Díaz, la más votada en las autonómicas andaluzas.

Y en respuesta a la exigencia formulada por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien puso como condición para sentarse a hablar con el PP que los populares instauren procesos de primarias, consideró que ese tipo de condiciones no parece "lo más adecuado" para una negociación. El apoyo de Ciudadanos puede ser clave para que el PP consiga, por solo poner un ejemplo, la presidencia de la Comunidad de Madrid.