En algunos aspectos entrar en política es como cruzar al otro lado del espejo. No faltarán Conejos Blancos, implacables Reinas de Corazones y hasta Gatos de Cheshire de perenne sonrisa.

Ser candidato supone un repentino chubasco de felicitaciones y advertencias. De pronto, una luz pública alumbra todo lo que te atañe y se abre la veda de los buscadores de tropiezos.

Ser candidato no es inocuo. A poco que lo tomes en serio afectará a tu profesión y a tu familia, a veces irreversiblemente y, si la candidatura prospera y se transforma en cargo, tomará todo lo que estés dispuesto a darle.

Involucrarse en una campaña puede ser todo un máster en comunicación, economía y humanidad. Puedes limitarte a endosar un folleto a cada persona que encuentres, pero también puedes contactar, aunque sea brevemente, con el desconocido al que has parado en la calle y hablar de la vida misma. La primera vez que haces campaña redescubres la ciudad que te vio nacer. Llegas a cada calle, a realidades que apenas conocías, y les pones cara y hasta nombre.

Y, si esa empatía y humanidad son necesarias, también lo es cierta fortaleza para que acusaciones y críticas de los oponentes no lleguen a atravesar la piel. O, si lo hacen „aunque se diga lo contrario, también los políticos tienen su corazoncito„ que no se note demasiado. Una clara conciencia de quien eres será de gran ayuda para atravesar la inevitable bruma que genera el desprecio de muchos y el excesivo elogio de otros.

Ser candidato implica encontrar un equilibrio entre los principios y sueños personales con los del equipo del que formas parte. Tener cintura, capacidad de adaptación y saber ceder por un bien mayor, empieza por los tuyos. Una preparación para cuando, en otras responsabilidades, será necesario hallar puntos de encuentro con quienes estén en tus antípodas ideológicas.

Un buen candidato debe estudiar mucho para hablar con conocimiento y no ser un mero repetidor de frases hechas y eslóganes. Leer las reflexiones de los grandes periodistas, a favor y en contra, y conocer lo que hicieron quienes te antecedieron sólo puede ser bueno.

He sido candidata tres veces en doce años. Uno de los grandes regalos de mi vida ha sido el de poder participar en una de las actividades humanas más desconocidas, vilipendiadas y, sin embargo, de las más honorables que existen, el servicio público a través de la política.

Fue candidata del Partido Popular en las elecciones municipales de 2007, 2011 y 2015, siendo edil en los dos últimos mandatos