El compromiso mosquetero del uno para todos

Dapena sonríe detrás de Pedro Sánchez, Mar Barcón y José Ramón Gómez Besteiro. |   // CEDIDA POR EL AUTOR

Dapena sonríe detrás de Pedro Sánchez, Mar Barcón y José Ramón Gómez Besteiro. | // CEDIDA POR EL AUTOR / José Manuel Dapena

José Manuel Dapena

Estoy escribiendo con una sonrisa en el rostro. Algo que no sorprenderá a quienes han sido copartícipes de las anécdotas que, respecto a la campaña electoral (campañas), desfilan en este momento por mi mente y alegran mi mirada.

Tras años de militancia política activa, la participación en las campañas electorales formaba parte del compromiso socialista asumido con mi afiliación. Pero mi incorporación primero en el 2007 en la candidatura que encabezaba Javier Losada (en cuya lista coincidí con la actual alcaldesa, Inés Rey) y luego en el 2015 en la que lideraba Mar Barcón supuso un relevante salto cualitativo. Comportaba dar la cara públicamente por unas siglas (que simbolizan mis convicciones y mis principios) y, con ello, reduplicar esfuerzos e ilusión.

La campaña electoral no dura en la práctica los quince días previos a la votación. Ése es el periodo oficial que arranca con la visual “pegada de carteles”. La campaña se anticipa en el tiempo con las visitas giradas a asociaciones de vecinos, entidades sociales, deportivas, culturales (…), muchos meses atrás para conocer sus problemas, inquietudes, proyectos. El objetivo: pulsar la ciudad, entretejer redes y confeccionar un programa reconocible por la ciudadanía.

Así, cuando luego acudes durante el periodo de estricta campaña, no llegas como un neófito paracaidista a la caza y captura de un voto, vas como un conocido; y, si has logrado generar complicidad, confianza y empatía, se traducirá en respaldo.

En la vorágine de la campaña la “maquinaria electoral” viene constituida por la implicación y el compromiso mosquetero del todos a una para desarrollar el trabajo de trastienda: llamadas o mensajes movilizando a militantes y simpatizantes para actos, mítines y debates; el ensobrado de papeletas, el reparto de propaganda, el buzoneo…; las carpetas para apoderados e interventores, las bolsas de bocadillos del Día D; patear las calles, recorrer todos los barrios y disfrutar de lo mejor: el contacto con tus vecinos, el encuentro con amigos y conocidos.

Ser candidato, en mi caso, no era suministrar mi nombre y apellidos a una papeleta, era predicar con el ejemplo, para llegar a casa cansado, pero con la conciencia tranquila de haberlo dado todo, aun consciente de las circunstancias que escapaban a tu control.

Tras el recuento en 2015 dejé de ser candidato y me convertí en concejal electo. Más tarde asumí el honor y la responsabilidad de portavoz del grupo municipal socialista. Pero esa ya es otra historia.

Fue en la lista de Javier Losada en 2007 y de Mar Barcón en 2015. Fue portavoz del grupo municipal socialista.