Bien por los diestros y mal por los astados. Esta es la principal conclusión que se puede sacar de la primera corrida de la presente edición de la feria de María Pita, una jornada en la que, a pesar del mal nivel que demostraron los toros de la ganadería de Criado Holgado, Esaú Fernández logró abrir la puerta grande al cortar un apéndice a cada uno de sus oponentes y Daniel Luque consiguió un trofeo que sirvió para recompensar el trabajo que el matador realizó con el segundo de sus rivales. Peor suerte tuvo Juan José Padilla, que había llegado con el cartel de figura y que no consiguió tocar pelo, a pesar de haberlo intentado absolutamente todo para sacar partido de dos toros que, por mansos y dubitativos, fueron silbados por el respetable.

La corrida, a priori, prometía. Con un público menos numeroso que en anteriores ediciones, pero totalmente entregado, y con un minuto de silencio por el centenario de la alternativa del Alfonso Cela, Celita, el único hombre nacido en Galicia que alcanzó el rango de matador, se inició la tarde taurina. El cambio en la organización de la feria y, sobre todo, la presencia de una figura de primer nivel como Juan José Padilla fueron los temas de conversación en los minutos previos al paseíllo, durante los que, si algo quedó claro, fue el deseo de los aficionados de la ciudad de disfrutar, un año más, del espectáculo de la fiesta nacional.

Fue Padilla el primero en actuar y también el primero en demostrar lo difícil que resulta expresar sentimientos sobre el ruedo cuando el toro no responde. Un animal llamado Mimoso, bizco, con tendencia a humillar en la embestida y con un trote, cuanto menos, irregular frustró todos los intentos del maestro jerezano de alegrar al respetable, que, por cierto, fueron muchos. Ni el excelente trabajo que El Ciclón de Jerez hizo con las banderillas, de color blanquiazul, ni los pases de rodillas y derechazos encadenados con la muleta bastaron para que una faena que terminó con una estocada a la tercera obtuviera premio.

Tampoco le sonrió la fortuna a Padilla con el segundo de sus rivales, un animal de nombre Tomillero, que recibió una fuerte pitada en el arrastre y al que el diestro despachó con una estocada incompleta. Una vez más, el torero del parche en el ojo trabajó sobre el ruedo, algo que no sirvió para que consiguiera trofeo pero sí para que el público le mostrara su cariño.

Daniel Luque salió a la arena en segundo lugar. Su primera faena fue muy similar a las dos que protagonizó Padilla, es decir, un enfrentamiento con un toro mediocre con tendencia a quedarse a media embestida y a mover la cabeza, algo que llegó a poner en peligro al torero, que ya en la fase de capote sufrió un lance en el que su rival estuvo a punto de alcanzarle, con el consiguiente susto de los espectadores. El diestro superó la suerte de muleta de una forma más que digna para lo que tenía ante él y logró una estocada al segundo intento, pero quedó sin premio. Sí consiguió cortarle un apéndice el diestro natural de la localidad sevillana de Gerena a su segundo astado. La oreja se forjó tras una digna fase de muleta y, sobre todo, merced a una estocada al primer intento.

El tercero y el último de la tarde fueron para el que fue el gran triunfador de la jornada taurina que abrió la feria coruñesa de este año, el jovencísimo diestro Esaú Fernández.

El primero de los que lidió el torero natural de Camas €localidad sevillana en la que también nació el gran Curro Romero€ fue un ejemplar que, sin ser nada espectacular, sí mostró algo más que sus predecesores. Fernández logró encadenar muy buenas series de muletazos en los medios y arrancar los aplausos del público, que sonaron al compás de la música que acompañó los lances más vistosos de la faena. Una estocada incompleta y un descabello al primer intento sellaron una actuación que, a juicio del respetable, mereció una oreja que la presidencia no dudó en conceder.

La del segundo astado del torero de Camas, la última de la corrida de ayer, fue la mejor faena de la tarde. Sobrio con el capote, bien con la muleta y acertado en la suerte de matar, que solventó con una estocada al primer intento, Fernández realizó una actuación con la que consiguió su segundo apéndice y con la que, por tanto, salió a hombros del Coliseum en el que fue su debut en la ciudad.