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Un tercio de la volanta gallega permanece amarrada por la falta de cupos de merluza

Cerca de una decena de barcos ya se vieron obligados a parar, mientras el resto lo hará en breve o subsiste con la compra de cuota a armadores vascos y cántabros

Un tercio de la volanta gallega permanece amarrada por la falta de cupos de merluzaxoán álvarez

Unas ocho embarcaciones gallegas de volanta de las 27 que componen este segmento de flota ya se vieron obligadas a cesar su actividad por la falta de cuota de merluza, que en 2016 sufrió una reducción del 22% en aguas del Cantábrico. Los armadores denuncian que es "imposible" sostener la campaña durante todo el año con 30 toneladas de esta especie -la principal para estos pesqueros en Galicia- para cada barco y demandan un cambio en el sistema de reparto de cupos para recuperar sus derechos históricos sobre esta pesquería.

"Antes, nosotros nos dedicábamos a la merluza, mientras los vascos y cántabros pescaban xarda, pero desde hace unos cinco años la merluza se reparte de forma lineal para todo el Cantábrico, mientras la xarda se distribuye en función de registros de capturas históricas. Es un negocio redondo para ellos, les sobra cuota", lamenta Ricardo Villar, armador de Cedeira, que relata que parte de los que continúan con la costera lo hacen mediante la compra de cupos -a 0,80 euros el kilo- a armadores vascos y cántabros que pueden prescindir de ellos; unas operaciones prohibidas por la normativa pesquera, que solo admite cesiones.

Villar es el armador que en noviembre de 2015 inició la acampada de la volanta frente a la sede de la Xunta, en Santiago, precisamente para protestar por esta misma situación. En aquel momento, la Consellería do Mar se comprometió a "mediar" con Madrid para solucionar el problema. El sector se reunió de nuevo con el director xeral de Ordenación Pesqueira, Juan Carlos Maneiro, la semana pasada, sin conseguir esta vez un compromiso. "Maneiro nos dice que nos pongamos de acuerdo con el resto de la flota del Cantábrico, pero nosotros no tenemos nada que ofrecer, a parte de dinero", admite Villar con resignación. Estos armadores se reunirán con la Secretaría General de Pesca el próximo martes en el marco de una serie de encuentros con toda la flota española, aunque sin muchas esperanzas. "Parece la típica charla de antes de las elecciones", dice este empresario.

Roberto Barcia, armador de Laxe que se ha visto obligado a paralizar la actividad de uno de sus dos buques, se niega en rotundo a la compraventa de cupos. "Si caemos en eso, es el final de la pesca", sentencia. Barcia explica que cada uno de esos barcos necesitaría al menos entre 80 y 100 toneladas de merluza para poder subsistir, ya que ahora mismo ganan "3.000 euros" al mes, mientras el gasto en combustible supera los "5.000". La escasez es tal que algunos incluso llegaron a parar tan solo dos meses después de iniciar la campaña y continuaron la pesca pese a exponerse a sanciones por parte del Gobierno. "Es un drama, hay marineros muy válidos que se están marchando a Suiza para trabajar por una miseria", denuncia.

Ante esta situación, la volanta acudirá un año más a la costera del bonito del norte, que comenzará la semana que viene en las islas Azores. La experiencia del año pasado, en el que las capturas descendieron considerablemente, no sienta un buen precedente, por eso Villar asegura que caminan hacia el "desastre". "A ver si por lo menos cubrimos gastos", añade Barcia.

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