Las solicitudes de asilo en Galicia alcanzan cifras récord tras dispararse un 64% en un año

Es la quinta comunidad con más peticiones de protección internacional con casi 8.500 | Venezuela, Colombia y Perú, los países con más demandantes, que copan casi ocho de cada diez

Oficina de Extranjería en A Coruña.

Oficina de Extranjería en A Coruña. / Carlos Pardellas

Carlos Gayoso

Es 2008 y se cierne el ocaso en La Mesa, en Colombia. Con la llegada de la noche, una brigada del Ejército colombiano, presidido en aquel momento por el general Mario Montoya, desembarca en una pequeña aldea del municipio llanero. La orden es nítida: diezmar el poblado y hacer pasar a los civiles por bajas militares en la guerra contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Aquella noche, las tropas colombianas acabaron con la vida de casi todos los hombres, mujeres y niños que habitaban el pueblo. Entre las víctimas de la masacre se encontraba Andrea, una pequeña de 9 años e hija de Susana García. Tras una vida de persecución, Susana decidió salir de su país y trasladarse a España. Hoy vive en A Coruña y se encuentra a la espera de que le concedan el asilo político.

A tenor de los últimos datos del Ministerio del Interior, el número de solicitudes de asilo internacional en Galicia se incrementó en el último año en más de un 64%. En el 2023 se presentaron 8.438 peticiones, lo que supone 3.314 más que en el 2022, cuando se contabilizaron 5.124. Y es que con ello, Galicia se posiciona como la quinta comunidad del Estado que más peticiones de asilo recibió durante el año pasado, superando a territorios como la Comunidad Valenciana, que dobla a Galicia en población.

Este incremento de solicitudes en la comunidad gallega en el 2023 (64,68%) supone más del doble con respecto al crecimiento de peticiones en el resto de España, que asciende al 37,34%. Venezuela, Colombia y Perú representan casi el 79% del total de solicitudes a nivel nacional. Además, las peticiones de asilo realizadas por ucranianos experimentaron un descenso en el 2023, dos años después del inicio de la guerra de Ucrania, el 24 de febrero de 2021. La provincia que más peticiones recibió fue A Coruña, con 3.836. La siguen Pontevedra, con 1.952; Ourense, con 1.446, y Lugo, con 1.204.

Aunque la gran mayoría de solicitudes realizadas son por motivos políticos, desde el Foro Galego de Inmigración apuntan que la realidad es muy distinta. “Con el actual régimen jurídico que hay es muy complicado que un extranjero pueda entrar y regularizar su situación de forma normal en España”, apunta el presidente de la asociación, Miguel Fernández. “Ahora mismo, la mayoría de los inmigrantes que entran deciden pedir el asilo para poder disponer del tiempo de margen que concede la Administración antes de la entrevista, independientemente de que su situación cumpla o no con los requisitos que piden. No les queda más remedio”, indica. Según sus estimaciones, alrededor del 90% de peticiones de asilo son desfavorables.

Fernández incide en que este fenómeno supone un gran “peligro” para el correcto funcionamiento de este recurso de amparo. “Lo que ocurre con esto es que aquellos extranjeros que sí necesitan la protección internacional para salvaguardar su integridad pueden ver comprometido su asilo”, explica Fernández, que reitera que la culpa no es de los solicitantes, sino del propio sistema. “España tiene que cambiar su Ley de Extranjería para darle a los inmigrantes la opción de entrar regularmente en España sin tener que recurrir a la solicitud de asilo como primera opción, algo que llevamos demandando mucho tiempo y no se ha hecho todavía”, dice.

Lo cierto es que ser refugiado en España no es tarea sencilla. “Los extranjeros tienen muchas trabas a la hora de acceder a las instituciones y poder solicitar la documentación”, sostiene la coordinadora de Movimiento por la Paz en Galicia, Susana Fernández, asentada en la comunidad desde 2019. Hasta la fecha, la oenegé ha acogido a casi 800 refugiados y solicitantes de asilo en sus sedes de Santiago y Teo. “Nuestro objetivo, más que ayudar, es intentar que los que acuden a nosotros puedan acceder a una vida digna y ganar autonomía”, relata. Fernández sostiene que la vida en Galicia es “bastante accesible” para aquellos extranjeros que se acogen al asilo.

“Aquí, las condiciones de vida son mejores que en muchos otros sitios”, apunta la coordinadora, que, sin embargo, también incide en las “dificultades” añadidas que se presentan en la vida de un refugiado o solicitante de asilo una vez desembarcan en la comunidad. “Es muy complicado optar a un empleo o vivienda digna para una persona recién llegada de fuera y con un contexto difícil, aunque sea un problema común para toda la sociedad española”, apostilla.

Dramas vitales

Con todo, existen auténticos dramas detrás de las cifras. La historia de Susana García está ligada a la lucha por la conquista de derechos, algo que le supuso vivir un auténtico calvario en Colombia. Además de a su hija, la colombiana ya había perdido a su hermano, que era policía, a manos del Ejército colombiano. “Se lo llevaron en un camión y no volvió”, cuenta. “En el 2012 decidí huir y me escondí en Casanare, donde permanecí cuatro años”, añade.

Tras el cese de armas de las FARC en 2016, Susana decidió volver a La Mesa. “El Gobierno nos ofreció colaborar en iniciativas para reinsertar a los guerrilleros y que todo volviese a una normalidad”, afirma. “Al final resultó todo una farsa y continuó la persecución por parte del Estado. No pude más y en 2023 me vine a España”, relata.

A día de hoy, Susana está amparada por el programa de acogida de Amnistía Internacional y le quedan pocos meses para que se agote. Solicitó el asilo en julio del año pasado. “Si no me la terminan concediendo, tengo que volver a Colombia”, indica.

Y es que el proceso de obtención del asilo lleva su tiempo. Santiago Luna es natural de El Salvador. Allí, vivió huyendo de ciudad en ciudad durante siete años perseguido por las mafias ‘mareras’, las cuales lo extorsionaban. En enero de 2020 llegó a Compostela y en 2021 le concedieron el asilo político. “Cuando vine a Galicia, me recordaba a mi hogar. Todo queda cerca y mucha gente se conoce”, dice el salvadoreño, que reconoce que no todo ha sido fácil. “Desde que llegué trabajo en la hostelería y he tenido problemas con algún empresario que no me pagó las nóminas”, apunta.

Con todo, Santiago lamenta tener que estar lejos de su tierra. “Mi padre falleció hace un tiempo y no pude asistir a su funeral”, pena. “Además, mi madre ha sido diagnosticada recientemente de alzhéimer y y está siendo muy difícil. A pesar de todo, hay que seguir adelante”, concluye.

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